El papa Francisco despidió ayer por última vez a su predecesor, el papa emérito Benedicto XVI, quien falleció el pasado sábado a los 95 años; destacó su sabiduría, delicadeza y entrega a la Iglesia católica, al celebrar un solemne funeral en la plaza de San Pedro. Al término de la ceremonia, de pie, ayudado por su bastón y sin paramentos, Francisco bendijo el ataúd y lo tocó con su mano para darle el último adiós ante miles de fieles, miembros de la comunidad católica y distintas personalidades internacionales congregados ahí. De inmediato el féretro fue transportado al interior de la basílica de San Pedro para su sepultura con una ceremonia privada.