ue 2022 un año histórico para la lucha de las y los trabajadores, especialmente después de un largo periodo en que sus demandas y necesidades fueron ignoradas; México emprendió una transformación profunda y el mundo laboral no es la excepción: hoy, la voz de los trabajadores se escucha fuerte y clara. Por eso sabemos que los triunfos obtenidos son profundamente relevantes, pero también somos conscientes de los retos pendientes.
Analizando cómo logramos sobreponernos a los desafíos, encuentro que un elemento central es la unidad de la clase trabajadora. La lucha organizada ha mostrado, infinidad de veces, ser la mejor estrategia frente a las injusticias sistémicas que sufre un grupo. Así, en la historia de los movimientos obreros, la vida sindical ha alcanzado triunfos que no sólo transforman el contexto inmediato de quienes luchan, sino también el de las generaciones futuras. No en vano las tácticas para debilitar a la clase trabajadora comienzan por intentar desgastar la unión que les permite hacer frente, con lealtad y fuerza, a las dificultades. Desintegrar la organización invisibiliza las demandas y los abusos que viven diariamente.
En el pasado, la fuerza laboral no contaba con el apoyo claro y decidido para defender sus derechos. De hecho, las administraciones pasadas fueron cómplices de intentar frenar la lucha. Sin embargo, la transformación total que vivimos desde el comienzo de esta administración ha abierto el camino para comenzar a saldar esta penosa e injusta deuda histórica. Los logros del año son una muestra contundente de que en el centro de la discusión están los trabajadores y un proyecto nacional de prosperidad compartida. Es necesario que aprovechemos estos tiempos de cambio y renovación del país, pues permiten hacer realidad grandes objetivos.
En ese contexto, fortalecer la unidad y fortaleza sindical es un objetivo crucial. No podemos perder de vista que trabajando en coordinación y solidaridad, nuestra lucha tiene mayores alcances. Además, el origen mismo de la vida sindical es la labor conjunta. Es cierto que las cúpulas del poder fueron corrosivas para los sindicatos, produciendo que algunos traicionaran a los trabajadores que representaban. Precisamente cuando aquellos que se enriquecen a costa de la clase trabajadora pensaron que el sindicalismo sería silenciado, vemos un renacido interés y participación en las organizaciones. Frente a esta coyuntura y a la necesidad histórica, tenemos una oportunidad valiosa para refundar el origen sindical y reforzar la unión y presencia que nos hizo ganar tantos de los derechos que gozamos.
Por tanto, es necesario construir una agenda laboral conjunta; sumarnos a la lucha de las y los trabajadores sólo tendrá consecuencias positivas para el país. A lo largo del año sostuvimos diversas reuniones y encuentros con secretarios nacionales, dirigentes y líderes de diversos sindicatos y confederaciones, como UNT, CROC, CTM, ASPA, Stunam, CROM, STRM, CTC, Cocem y Sindicato del Monte de Piedad. Una de las principales conclusiones es que robustecer nuestra unidad y trabajo conjunto nos posibilitará luchar por más y mejores condiciones laborales; para ello es importante tener una mesa de diálogo sindical permanente que nos permita proponer y dar seguimiento a proyectos cooperativos.
Tener organizaciones fuertes y coordinadas también beneficiará a las y los trabajadores del porvenir. De ahí la labor que hacemos desde la Confederación Internacional de Trabajadores (CIT), que busca la solidaridad y trabajo colegiado entre organizaciones sindicales independientes. Sólo cuando propiciamos la participación activa de las y los trabajadores podemos construir organizaciones transparentes y verdaderamente representativas.
No obstante, la meta de construir una agenda laboral conjunta no está completa sin las empresas que busquen beneficiar a los trabajadores y sin la participación del gobierno. De hecho, la mayor parte de las reformas e iniciativas en materia de política laboral han surgido desde el Senado de la República, por eso es justo y honesto reconocerlo. Para ser más preciso, desde la Comisión de Trabajo y Previsión Social, que me honro en presidir, hemos impulsado y logrado la eliminación de la subcontratación o outsourcing; garantizamos la igualdad salarial entre mujeres y hombres y el reconocimiento de los derechos laborales para personas trabajadoras del hogar, adultos mayores y personas discapacitadas; finalmente, la igualdad de derechos entre los trabajadores del apartado A y B, entre muchas más. En esa línea, la reciente aprobación de la reforma que garantiza vacaciones dignas, que impulsé firmemente, es un triunfo histórico, porque considera a las personas trabajadoras de manera integral y humana, no como máquinas de producción ilimitada, sin ningún tipo de descanso.
Estos son los cambios que necesitamos para que el mundo del trabajo en México sea más justo. Desde el Senado seguiré luchando, respaldando e impulsando reformas que dignifiquen el trabajo de millones de personas. Lo ganado hasta ahora es trascendental, pero aún queda mucho por hacer. El compromiso es fuerte: reivindicar el trabajo de las y los mexicanos, ampliar las acciones y derechos ganados por los auténticos sindicatos y unificar las centrales obreras para coordinar y consolidar los temas pendientes de la agenda laboral.
No nos detendremos hasta que todos los derechos laborales sean respetados y cumplidos a cabalidad. Nuestra lucha sigue en pie por la transformación de nuestro país, la prosperidad compartida y por un mundo del trabajo digno, justo y seguro para todas y todos los mexicanos.