BID, una vez más: lo mismo // Democracia
a la gringa // Impone otro presidente
a historia se repite y sólo cambia de máscara. Como sucede en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) impera la antidemocracia, porque el poder de voto (una de las naciones integrantes no es igual a un sufragio) es el único que vale a la hora de tomar decisiones y, también, elegir al presidente del organismo. Y en este, como en tantas otras instituciones multilaterales
, Washington es el dueño de la batuta y la mayoría de los estados miembros siguen sus instrucciones.
Desde su fundación en 1959, el BID fue presidido por un latinoamericano (de nacimiento, no de ideología), aunque siempre bajo las órdenes y en línea con los intereses de Estados Unidos. Esa era la tradición
y por ese puesto pasaron chilenos, mexicanos, uruguayos, colombianos y hondureños, hasta que en 2020 a Donald Trump se le pegó la gana de imponer a un gringo y no a cualquiera: Mauricio Claver-Carone, ex director senior del Consejo de Seguridad Nacional en la Casa Blanca.
Antes fue representante de su país en el FMI y mucho tuvo que ver, por instrucciones de Trump, en la autorización (a sabiendas que no tenía capacidad de pago) de un voluminoso préstamo a Argentina (45 mil millones de dólares) para que el ultraderechista Mauricio Macri se religiera en la presidencia de esa nación sudamericana. No lo logró, pero el brutal fardo lo heredó al gobierno entrante y, desde luego, a los argentinos. Así se las gastan.
Sin embargo, a este cachondo halcón, que forma parte de la gusanera de Miami, le ganó la hormona y, como presidente del BID, mantuvo una relación amorosa con una subalterna –lo que prohíbe el estatuto del banco–, a la que promovió en la escalera burocrática de la institución y le aumentó el salario, de tal suerte que también fue acusado de tráfico de influencias. Una joya.
Por tal motivo, desde el pasado 26 de septiembre (sólo duró dos años en el cargo) Claver-Carone se vio obligado a dejar la presidencia del BID y a partir de ese momento inició el proceso de selección
del nuevo inquilino de la oficina principal. Hasta ahí, todo más o menos. Se presentaron varias candidaturas (entre ellas la del mexicano Gerardo Esquivel, actual subgobernador del Banco de México; originalmente, le correspondió a Alicia Bárcena, durante 14 años ser secretaria ejecutiva de la Cepal), pero una vez más la batuta imperial se impuso.
De acuerdo con la información del BID, el nuevo presidente de la institución es el brasileño Ilan Goldfajn, israelí de nacimiento, propuesto por el fascista Jair Bolsonaro (quien deja un regalito de fin de gobierno, porque ya viene Lula), admirador de Donald Trump. Para ser elegido, el candidato debe recibir la mayoría del poder de voto total de los países miembros, así como el apoyo de al menos 15 de los 28 países miembros regionales (26 países o naciones prestatarias, más Canadá y Estados Unidos, que no lo son)
, y por este personaje libremente
votó 80 por ciento de la membresía.
¿Cómo se logra tan apabullante votación? De entrada, sólo Estados Unidos concentra 30 por ciento del poder de voto; sus aliados
europeos –más Japón– (cuyas naciones, en el seno del BID, son extra regionales y no prestatarios, como los propios gringos y canadienses) 16 por ciento; 4 por ciento del país de la hoja de arce y 11.35 la nación del ahora presidente del banco. Así, sólo los gobiernos mencionados suman 61.35 por ciento del poder de voto. Todo estaba cocinado en este muy democrático
régimen de votación, idéntico al del FMI y el BM. La diferencia (18.65 por ciento) la aportaron pequeñas naciones de América Latina y el Caribe que sí son prestatarias, pero con mínimo poder de voto.
Sin embargo, Argentina (quien finalmente avaló la designación de Goldfajn y retiró su propia candidatura, que fue Cecilia Bocco) y México (que lo hizo en contra) son las naciones prestatarias del BID, además de Brasil, con mayor poder de voto: 11.35 y 7.3 por ciento, respectivamente.
He ahí, pues, un ejemplo de cómo se toman las democráticas
decisiones en los organismos multilaterales
, y como bien lo subraya la Secretaría de Hacienda, sólo es más de lo mismo.
Las rebanadas del pastel
Ciento doce aniversario de la Revolución Mexicana: si no estuviéramos respaldados por la mayoría del pueblo ya nos habrían derrotado los conservadores o sometido a sus intereses para convertirnos en títeres o peleles, quienes ya se habían acostumbrado al poder y se sentían los dueños de México
(atentamente, Andrés Manuel López Obrador).