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COP27: muchas palabras y promesas
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n marzo pasado, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) divulgó un documento en el que se muestra cómo el aumento del uso del carbón en 2021 fue el principal factor que impulsó 6 por ciento las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2): más de 2 mil millones de toneladas, el mayor registrado en un año. Las emisiones mundiales de dióxido de carbono sumaron 36 mil 300 millones de toneladas, su nivel más alto de la historia. La AIE lo atribuyó a la recuperación de la economía mundial tras la crisis de covid-19. En buena parte ello fue posible por el uso del carbón. Además, que las emisiones globales de gases de efecto invernadero procedentes de la energía aumentaron en 2021.

Según la AIE, que hubiera más emisiones de CO2 por encima de los niveles existentes antes del covid-19, se debió en gran medida a China, donde aumentaron en 750 millones de toneladas entre 2019 y 2021. Y señala que este país fue la única economía importante que experimentó un crecimiento económico en 2020-21. El aumento de las emisiones en esos dos años compensó con creces el descenso agregado en el resto del mundo durante el mismo periodo. Pero el año pasado las emisiones de CO2 del gigante asiático ascendieron a casi 12 mil millones de toneladas, 33 por ciento de todo el planeta.

También las emisiones de CO2 aumentaron en India y superaron los niveles de hace tres años. Y ese repunte se atribuye al uso del carbón para generar electricidad: 13 por ciento más que en 2020 y a que se redujo un tercio el crecimiento de las energías renovables. En cambio, las emisiones de CO2 en Estados Unidos en 2021 fueron 4 por ciento inferiores a las de 2019. En la Unión Europea, 2.4 por ciento.

Pero a un mes que comenzara la COP27, que concluyó el pasado sábado en Egipto, otros informes de las agencias encargadas en Naciones Unidas del cambio climático coincidieron en que las concentraciones de carbono y del metano registraron el año pasado récord histórico, mientras fue clara la incapacidad de los países para reducirlas lo suficiente y evitar los efectos más catastróficos de la crisis climática. La Secretaría de la Convención Marco sobre el Cambio Climático de la ONU indica que no bastan los esfuerzos actuales de los países para limitar el aumento de la temperatura global a 1.5 grados centígrados a fines de siglo. En 2015 a eso se comprometieron en París 193 naciones, para que el efecto del calentamiento global sea el mínimo posible. Y como fruto de este incumplimiento, dicha agencia de la ONU alerta que la temperatura media del planeta puede ser de 2.5 grados centígrados a fines de siglo. Las consecuencias serían catastróficas para toda la Tierra.

Que las cosas no mejoran lo demuestra la citada secretaría. En su informe reciente advierte que para frenar el calentamiento global era necesario reducir las emisiones de CO2 43 por ciento para 2030, en comparación con los niveles de 2010. Sin embargo, ahora se tiene un aumento de 10.6 por ciento, por lo que se está lejos de bajar las emisiones en tal cantidad que se cumpla la meta de 1.5 grados centígrados fijada en París. Agreguemos a nuestro pesimismo los datos recientes de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) que confirman el alza de los niveles atmosféricos de los tres principales gases de efecto invernadero: el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso. Alcanzaron nuevos máximos históricos en 2021. Además, aumentaron los niveles de dióxido de carbono de 2020 a 2021 y fue mayor que la tasa media de crecimiento anual de la última década. La OMM advirtió que los niveles seguirán en ascenso este año.

Es necesario recordar que durante la COP26, celebrada el año pasado en Glasgow, Escocia, 193 países acordaron revisar y reforzar sus planes climáticos. Pero sólo 24 los han presentado actualizados a la ONU. Acaba de concluir la COP27. Muchas palabras, promesas, un fondo de pérdidas y daños para los países particularmente vulnerables al cambio climático. Pero las anteriores siguen en el aire. Como los 100 mil millones de dólares aprobados para acciones en pro del clima en los países pobres. Éstos, como siempre, son los que padecen más los efectos del calentamiento global.

Bien resumió el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, la laguna de esta COP: falta de ambición para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero.