El desierto rojo
l desierto rojo (Il deserto rosso, 1964) es una obra clave en la filmografía del italiano Michelangelo Antonioni, una cinta parteaguas entre el periodo representado por una trilogía de los años 60 (La aventura, La noche, El eclipse), la cual aborda el hastío existencial de cierta burguesía italiana en la inmediata posguerra con películas filmadas en blanco y negro, de preferencia en interiores, con un toque de introspección sicológica y pesimismo moral, y aquél otro, el de una producción posterior más innovadora en el uso del color y locaciones en exteriores, marcadamente cosmopolita e interesada en el tema de la identidad y sus ambigüedades, y en un cuestionamiento del orden social (Blow-Up, Zabriskie Point, Profesión: reportero).
En El desierto rojo Antonioni narra la profunda crisis existencial que se apodera de Giuliana (Monica Vitti), esposa insatisfecha de Ugo (Carlo Chionetti), joven administrador en una central eléctrica de Ravena, cuando piensa haber encontrado en Corrado (Richard Harris), compañero laboral de su marido, una aventura sentimental idónea para sobrellevar su hartazgo. Lo interesante en la cinta, y su gran valor como obra vanguardista, no es tanto la historia de un triángulo amoroso de entrada condenado al fracaso, sino la manera en que el cineasta relata la historia a través de una apuesta estética basada en composiciones cromáticas muy audaces en su momento, como el agudo contraste entre lo gris del desértico paisaje industrial (metáfora de la soledad, la incomunicación y la enajenación espiritual: saldos de una modernización a ultranza), y los colores primarios que sugieren sensaciones ligadas a la pasión amorosa o al extravío mental. El título El desierto rojo, condensación de una apuesta de autor a la vez plástica y temática.
La versión restaurada que hoy propone la Muestra permite apreciar en su justa medida vívidos contrastes de colores y texturas (diseño de arte del estupendo Piero Paletto), muy presentes en la escena, pequeño happening, que animan seis personajes en el interior de una cabaña destartalada, como una saturnal de desvaríos verbales e intenciones eróticas siempre en suspenso.
Monica Vitti ofrece una estupenda interpretación como esposa incomprendida y delirante, extraviada en un entorno social del que se siente ajena (los proyectos industriales de su marido en Argentina, las huelgas como protesta obrera por la injusticia laboral y una degradación climática provocada por la emisión gases venenosos), pero que crecientemente hace mella en su ánimo languideciente, hasta encontrar al fin, en la identificación elemental con su pequeño hijo Valerio, una barricada protectora frente a las amenazas reales o imaginarias que continuamente le abruman.
Se trata del mejor retrato femenino en la carrera de Antonioni. La cinta conquistó en 1964 el León de Oro en el Festival de Venecia.
Se exhibe en la sala 3 de la Cineteca Nacional a las 12:45 y 18:15 horas.
Twitter: @CarlosBonfil1