n el contexto de las anunciadas reformas pensionarias chilenas (presidente Gabriel Boric), apenas en octubre 2022, AMLO comunicó no estar satisfecho
con los resultados, el tibio ajuste al Apartado A contenido en su decreto de 20/12/20. Ciertamente, el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) no es tal, es un sistema de ahorro forzoso que no cumple con la máxima que publicita su nombre: pagar pensiones dignas o ahorrar para el retiro. La ecuación del SAR está invertida.
En octubre 2021 –en la Junta de Gobierno de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar)– el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, comunicó que en el cambio de administración –que relevó a Abraham Vela Dib por Iván Pliego– no sólo se trata de personas, sino de un nuevo
modelo donde el trabajador será el centro de toda
la atención, buscando mejores
rendimientos y calidad
de los servicios, al tiempo de promover
los proyectos productivos.
Con el tibio ajuste al Apartado A contenido en el decreto de AMLO, que preserva el modelo para pagar las pensiones autofinanciadas con el sistema Afore ¿cómo espera Ramírez de la O que haciendo lo mismo surjan resultados diferentes? Además de que todos los nombramientos de presidente, desde el origen mismo de la Consar (1994), han contribuido justo a lo contrario: a preservar el bajo nivel pensionario que garantiza a los trabajadores ese sistema.
Para consolidar su nuevo
modelo–que en rigor es el mismo– Ramírez de la O contempla tres ejes rectores:1. Disminución de los costos que pagan los trabajadores, es decir, las comisiones
hasta alcanzar niveles internacionales; 2. Fortalecer los mecanismos necesarios para mejorar
las tasas de remplazo y hacer más accesibles
las pensiones a los trabajadores. Con esto se reforzará
la posición del ahorro para el retiro como eje central, y 3. Mejorar el marco regulatorio para reducir los costos y dar certidumbre y confianza a este sector, apoyándolos como mecanismo de inversión nacional en favor de los cuentahabientes, de los trabajadores y de los proyectos productivos de la nación.
Ninguno de los tres ejes rectores muda el horizonte pensionario neoliberal del sistema de las Afore y, por tanto, no se aprecia ningún nuevo
modelo que permita aguardar resultados diferentes. Aunque, sin duda, con algún impacto, la disminución en las comisiones no compensará nunca el bajo nivel que pagan las pensiones del sistema de las Afore. Y, tan sólo aludir a la mejora
en la tasa de remplazo, sin detallar cómo, igual que ofrecer hacer más accesibles
las pensiones, sin indicar la ruta precisa, conducen a enunciados más de expectativas que de operación concreta efectiva. Y, peor aún, sostener que todo lo anterior reforzará
el ahorro para el retiro, diluye por entero la calidad de una propuesta seria y viable. Cabe también preguntar: será un eje central
de qué?
Queda, además, abierta otra pregunta de fondo: ¿es la tarea de la 4T dar certidumbre
a un sector que lo ha disfrutado con creces a lo largo del periodo neoliberal y sin corresponder a ella pagando mejores pensiones? Algo es claro: en la expectativa de la Consar de la 4T lo básico para el secretario Ramírez de la O es otorgarle un uso específico al ahorro de los trabajadores y que él denomina mecanismo
de inversión nacional, con la ilusión de que ello opere en favor de los trabajadores, yendo ingenuamente en contra de lo que muestran los 25 años de operación del SAR.
Confirmando el bajo impacto del ajuste en las comisiones sobre el saldo pensionario final, poco después y refrendando la misma visión continuista de Ramírez de la O, Iván Pliego, desde la Consar, observó que la acción beneficiará a 70
millones de trabajadores con un incremento
de 6 por ciento en la pensión y ahorro de 11 mil millones de pesos. ¡Sólo una expectativa, claro!
Así, haciendo lo mismo, Ramírez de la O espera resultados diferentes. Por ello, invita a que los trabajadores, las Afore y el gobierno sumen
esfuerzos, talento y voluntad para atender una de las demandas más sensibles
de la población: mejorar la calidad de vida de los futuros pensionados a través de una administración eficiente
del ahorro para el retiro, como si no tuviéramos 25 años de evidencia de que el sistema Afore está diseñado para el ahorro forzoso, pero no para el retiro digno.
Para decirlo en el ultrasofisticado lenguaje tecnocrático de la Consar; Carlos Ramírez durante el peñismo: el crecimiento acelerado de los recursos del SAR, no excluye el reto de lograr mejores pensiones para los trabajadores al retirarse
(Consar, 2018). ¿Cómo? ¿no excluye
? Ese ahorro es para el retiro, no para el crecimiento acelerado
de los recursos. La ecuación está invertida.
¿Qué cambió en la 4T? Sólo el deseo de que el trabajador sea el centro
, sin mover la aguja pensionaria y la oferta de usar los fondos de las Afore como mecanismo
de inversión nacional. ¿Cuál? Ramírez de la O debe aún establecerlo.
* UAM-Xochimilco