l 31 de octubre pasado, el consejo de presidencia de la Conferencia del Episcopado Mexicano emitió un mensaje de apoyo al INE y al tribunal electoral. El texto califica con rudeza la reforma electoral de AMLO de claramente regresiva
. Como pastores, dicen, unimos nuestras voces con millones de ciudadanos que piden detener el intento de minar a estas dos instituciones, a través de reformar la ley
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En momentos de polarización política en torno a la discusión legislativa sobre una posible reforma electoral, el consejo de la presidencia de la CEM, la estructura más alta de representación del episcopado mexicano, emite un posicionamiento que a muchos sorprendió. El comunicado se titula: Mensaje al pueblo de México sobre la iniciativa de una reforma constitucional en materia electoral
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Los obispos confrontan directamente al presidente López Obrador. Su mensaje toma distancia crítica y se ubica en zona de franca oposición. AMLO, el presidente que más ha hecho uso político de lo religioso, es interpelado reciamente por la jerarquía de la Iglesia más importante de México.
El texto es muy corto, apenas 700 palabras. La mitad del comunicado es un amplio reconocimiento al INE y a los tribunales. Señalando que gozan de una amplia aceptación de la ciudadanía. En especial exalta al INE como institución confiable y de gran reconocimiento internacional. De manera contundente califica la reforma enviada por AMLO no sólo de regresiva, sino como un agravio a la vida democrática del país: La reforma está destinada afectar la representación y el equilibrio de las minorías, llevando el control de los comicios hacia el ámbito del gobierno federal, afectando su gestión presupuestal, eliminando su autonomía ciudadana y su imparcialidad partidista
. Es decir, de aprobarse la reforma, las elecciones estarán a merced del poder presidencial.
En el mensaje, los prelados exhortan a abortar la reforma. Piden al Presidente que asuma su responsabilidad con la historia. El remate del mensaje es inquietante: Por ello decimos junto a millones de voces: no pongamos en riesgo la estabilidad y gobernabilidad democrática del país
. Tiene un tufo cristero porque suponen que la reforma alteraría el actual orden social. El peso simbólico del posicionamiento de la cúpula eclesiástica es de tomarse en cuenta. La Iglesia, con todas sus crisis, pesa más que la asociación civil convocante, Unidos, del mismo PAN e incluso de los empresarios que respaldan.
López Obrador fue prudente y no hizo altercado, como cuando los obispos le reprocharon la estrategia de seguridad. Con serenidad, argumentó que respeta la posición de las iglesias, aun católica, con la que mantiene buenas relaciones; en especial, volvió a reconocer el progresismo y cercanía que tiene con el papa Francisco. AMLO extraña al nuncio Franco Coppola, su principal interlocutor católico, con el que se operaba el diálogo. Éste dejó el cargo el 15 de noviembre de 2021.
El mensaje de los obispos se eslabona con la crítica clerical a la estrategia de seguridad pública federal y que manifestaron a raíz del asesinato reciente de dos jesuitas en la Sierra Tarahumara.
La irritación viene de lejos. La jerarquía acostumbrada al trato de privilegios, se incomodó con el nexo más equitativo del gobierno de la 4T al conjunto de las iglesias. En especial, irritó la cercanía de Morena con las iglesias evangélicas en la campaña presidencial. Desde el proceso electoral de 2018, AMLO irrumpe con un discurso que pugnaba por la restauración de la moral cristiana para enfrentar la corrosión de la sociedad, en particular la corrupción que ha permeado en los distintos estamentos sociales. Muchos grupos evangélicos se apuntaron a la misión.
Desde que asumió AMLO ha habido roces con la jerarquía. En 2018, se publicitó un foro sobre la reconciliación en el que participaría el Papa. El evento fue desmentido por el Vaticano. Al inicio del sexenio, la distribución de la Cartilla moral, ejecutada por Iglesias evangélicas, ameritó que el episcopado se preguntara si no se violaba la laicidad del Estado. Otro episodio es el tema de la demanda de perdón por los excesos en la conquista y la evangelización que AMLO ha solicitado a España y al Vaticano. En septiembre de 2021, el Papa, medio forzado, envió un mensaje a México con motivo de la conmemoración del bicentenario de la Independencia de México. En la carta leída por el arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López, Francisco reiteró que la Iglesia católica ha pedido perdón por los abusos cometidos contra los pueblos originarios durante la evangelización. En cambio, el giro de la política migratoria mexicana que cedió a las presiones de Donald Trump incomodó al Papa. Éste mandó a los obispos a sostener una línea de protección de los derechos humanos de migrantes mexicanos y centroamericanos.
El ímpetu político mesiánico del Presidente se ha moderado. Aunque siguen surgiendo temas espinosos entre el gobierno con la Iglesia católica, como los nuevos planes en materia educativa; en congresos locales aborto, parejas igualitarias y ahora, recientemente, la iniciativa de la Corte de retirar los nacimientos de los establecimientos públicos.
El mensaje de los pastores fue eminentemente político. No hay una sola cita de la Biblia ni referencia de la tradición doctrinal. Peligrosamente, la jerarquía católica se perfila como un actor opositor a AMLO y la 4T.