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Biografía de Haydée Santamaría revalora el impacto de su labor editorial

Carmen Avendaño publica el libro con Ediciones Moneda y se une así a las actividades que celebran el centenario del natalicio de la revolucionaria cubana

 
Periódico La Jornada
Viernes 4 de noviembre de 2022, p. 3

Haydée Santamaría fue una editora cuyo trabajo real tuvo un impacto político importante con La historia me absolverá. Ella tiene un papel crucial en esto, destacó Carmen Avendaño, editora de la biografía Traspasar los límites: Haydée Santamaría, escrita por Margaret Randall y publicada recientemente en español.

Este mes se comienza la conmemoración del centenario del natalicio de Haydée Santamaría (1922-1980) en Cuba con un extenso programa en Casa de las Américas que concluirá en 2023.

La también poeta dijo a La Jornada que le interesó publicar este libro en el sello Ediciones Moneda porque “estaba pensando en las editoras invisibles, y me encuentro con que Santamaría editó el discurso de Fidel Castro como una labor política que había tenido un impacto más allá de lo literario.

En ese minuto era urgente para dar a conocer los planteamientos de los revolucionarios tras el asalto al cuartel Moncada; no era un trabajo editorial consciente, sino real, el que ella tuvo que hacer al armar con todas las notitas que sacó de la cárcel junto con Melba Hernández y otras colaboradoras, imprimirlo y distribuirlo.

Avendaño (Santiago de Chile, 1976) destacó que Santamaría “era bastante rebelde. Ese rasgo está descrito desde su infancia campesina en un central azucarera; después se las arregla para encontrar las maneras de llevar a cabo desafíos culturales y políticos con esa misma rebeldía, sin llegar a un quiebre con las estructuras más rígidas de la política.

“Me conmueve mucho cómo una mujer que es capaz de empuñar un fusil puede dar un valor tan grande a una obra literaria. Tiene esa amplitud de miras. Dice en el libro que cuando tenía que asignar una misión que implicaba armas y riesgo de muerte, trataba de asignársela a alguien que fuera especialmente sensible, para que le costará tomar esa decisión. Aplicó esa ‘estrategia’ en distintos planos. Sabía operar en las contradicciones y volverlas en su favor.”

La editora de origen chileno recordó su encuentro con la biografía en inglés escrita por la poeta Margaret Randall. “Me interesó su mirada sobre Santamaría, y me encontré justamente con un libro construido con base en testimonios, un mosaico que da la misma importancia al personal que trabaja en los aspectos prácticos de Casa de las Américas que a cineastas, intelectuales y pintores, así como a Haydée y su suicidio.

Ella trabaja muy horizontalmente con sus fuentes, y de esta manera construye una biografía desde lo personal, lo político y lo cultural. Me encontré con que en este libro una podía acercarse a Casa de las Américas de manera práctica y, a la vez, a la revolución cubana, así como a las preguntas que una se hace como mujer acerca de lo que era serlo, tomar las armas y participar en la revolución, y entrar en esta jerarquía.

Deuda saldada

Para Margaret Randall Traspasar los límites, “por su enfoque, su experiencia, su conocimiento personal y porque fueron amigas, es como una deuda que salda con Haydée, y porque creía en su inteligencia, que no era de la educación formal, sino muy intuitiva, con la que desarrolló el proyecto de Casa de las Américas y rompió el bloqueo a Cuba mediante la cultura, y, al hacerlo, quebró el que existe entre nuestros países.

Margaret Randall está parada a una distancia conveniente para mirar a Haydée. Pensaríamos que esto es algo que debiera escribir un cubano, aunque la traducción la hizo Aída Bahr, pero Haydée es como una madre en Cuba y a las madres es muy difícil reconocerlas en sus hechos.

La editora mencionó que la biografía contiene opiniones sobre el suicidio de Santamaría en 1980. “Unos hablan de depresión o de la última víctima del Moncada, pues en el asalto al cuartel en 1953 murieron su hermano, Abel Santamaría, y su pareja, Boris Santa Coloma. Sus dos amores.

Es como si ella hubiera arrastrado el peso de estas dos muertes y al último se la hubieran llevado. Hay una visión de Rebeca Sánchez, cineasta cubana, que lo considera un acto más de libertad, de una persona que era muy libre y que hizo de Casa de las Américas este espacio libre.