su sangre y espíritu. Arriba, Olga de Paz, bordadora juchiteca y madre de la escritora Natalia Toledo, quien sabía contar sueños. Luego, la entrevistada a los 17 años. Foto Francisco Toledo y Olga de Paz
Olga es una mamá istmeña que cuando ve a su niña triste, la baña en las madrugadas con flores rojas que deja al sereno para curar su cuerpo de xilase (tristeza, en zapoteco). Olga es bordadora, cocinera, hace hamacas y se tumba en las noches en el suelo, junto a sus hijos, para mirar las estrellas y contarles sus sueños infinitos.
La Alhóndiga de Granaditas fue escenario de la participación del jazzista en el FIC, preludio del concierto que ofrecerá mañana en el Auditorio Nacional, en la Ciudad de México
La filósofa estadunidense traza un discurso sobre la libertad a partir del ideario de Hannah Arendt
El urbanista abre muestra en un nuevo espacio ubicado en la unidad habitacional
Otro manifestante adhirió su mano junto a la obra y lanzó un líquido no identificado