el 23 al 27 de septiembre en las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, las provincias de Jersón y Zaporiyia (antiguas regiones ucranias) se celebraron referendos sobre la adhesión a Rusia. En la prensa “ mainstream occidental” especulan mucho de la prioridad absoluta del principio de la integridad territorial de los estados sobre el derecho a la autodeterminación de los pueblos. Pero en este caso concreto no es así.
Una respuesta clara al respecto contiene la Declaración sobre los principios de derecho internacional referentes a las relaciones de amistad y a la cooperación entre los Estados de conformidad con la Carta de la ONU
. Según el manifiesto, aprobado por unanimidad por la Asamblea General de la ONU en 1970: Todo estado debe abstenerse de cualquier acto de violencia que prive a los pueblos de su derecho a la autodeterminación, la libertad y la independencia
. Los pueblos tienen derecho a adoptar medidas contra tales actos de violencia y obtener el apoyo de la comunidad internacional. Además, en este documento se establece el deber de respetar la integridad territorial de “los estados… dotados de un gobierno que represente a la totalidad del pueblo perteneciente al territorio”.
Las fuerzas neonazis, que tomaron el poder en Ucrania en febrero de 2014 a raíz de un golpe de Estado organizado con respaldo de los países de la OTAN, al instante comenzaron a llevar a cabo una política de discriminación de la población de etnia rusa y, por supuesto, nunca representaron a todo el pueblo de Ucrania. Los residentes de las regiones orientales de Ucrania inicialmente se negaron a reconocer el nuevo poder ilegítimo. Por esto, el régimen de Kiev los declaró terroristas, desplegó las operaciones punitivas contra ellos, bombardeando sus ciudades y aldeas, matando y mutilando a la gente. Tratando de deshumanizar a los habitantes rusoparlantes de Donbás, el presidente Zelensky, en una entrevista en septiembre de 2021, los llamó criaturas
y especies
y los instó que se vayan a Rusia
. A juzgar por el resultado de los referendos celebrados, la gente decidió seguir su consejo y ejerció su derecho legítimo a la autodeterminación de conformidad con la Carta de la ONU, los Pactos Internacionales de derechos humanos de 1966, así como el fallo de la Corte Internacional de Justicia sobre Kosovo del 22 julio de 2010 que confirmó que la declaración unilateral de la independencia por una parte de un Estado no viola ninguna norma del derecho internacional. El carácter libre de la expresión de la voluntad en el plebiscito ha sido confirmado por numerosos observadores, incluso internacionales. Rusia no pudo no atender este ruego de ayuda de la población étnicamente rusa y no defenderla del genocidio inevitable.
Recordamos bien como los países occidentales reconocieron la independencia de Kosovo, donde no hubo ningún referendo y nadie consultó la opinión de los habitantes, pisoteando abiertamente el principio de inviolabilidad de las fronteras. Occidente se permite decidir a su discreción cual pueblo tiene derecho a la autodeterminación y cual no. Esta práctica es colonial y racista. Sólo el pueblo tiene derecho a resolver su destino y en el caso de Donbás fue cuestión de supervivencia.
* Embajador de la Federación Rusa en México