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Ichkabal

Acorazada por la tupida selva

Religión, gobierno y astronomía, eje de la gran ciudad

Monumental sitio ceremonial y centro político, que estuvo habitado hasta el siglo XVI

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▲ Dos edificios poseen armonía recíproca para la observación astronómica, de acuerdo con expertos.Foto Luis Castillo
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▲ Protegido desde hace milenios por la espesura de la selva, el conjunto central abarca una superficie de siete hectáreas, superior a las casi cinco que ocupa el Zócalo de la Ciudad de México.Foto Luis Castillo
Enviado y corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 12 de octubre de 2022, p. 5

Bacalar, QR. El majestuoso espacio ceremonial de Ichkabal, en Quintana Roo, cuenta con edificaciones de conmemoración astronómica, ya que la observación del firmamento fue uno de los aspectos destacados entre los antiguos mayas que ahí vivieron, a partir de la cual desarrollaron sus actividades cotidianas y productivas.

Ese asentamiento fue un gran centro político cuyo florecimiento se dio hacia el cuarto de siglo antes de esta era. Habitado hasta el arribo español en el siglo XVI, preserva importantes expresiones culturales y artísticas en su arquitectura y monumentales decorados de estuco.

La zona núcleo que ahora se está investigando y que será abierta al público en un par de años, se conforma por cinco edificios vincu-lados a su religión, gobierno y la astronomía. Data de la etapa temprana maya, cuando sus dioses estaban muy vinculados a la naturaleza.

Las excavaciones recientes han descubierto, entre otros vestigios, cuatro enormes mascarones de estuco coloridos que decoran las dos pirámides más altas, los cuales tienen el color rojo de la hematita especular, así como rasgos en color negro, verde, azul y algo de amarillo pero muy superficial. En el caso del edificio cuatro, los mascarones de cinco metros de altura conservan su tocado, con un jaguar de rasgos humanos y orejeras. Están en buen estado de conservación, pero para preservarlos los volvimos a enterrar, explicó a La Jornada Sandra Balanzario, arqueóloga del Centro Quintana Roo del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

En el edificio cinco, detalló la especialista, el mascarón ubicado en la parte norte se conserva casi intacto. Lleva un tocado más sencillo y la representación de algún animal. Como no exploramos la parte de abajo, no podemos saber con más certeza de qué se trata, mientras que de la pieza que se localizó en la parte sur sólo sobrevive el armazón.

Los edificios dos, o Cinco hermanos, y el tres están vinculados y se atisban aspectos de armonía recíproca para la observación astronómica; fueron construidos en función de la astronomía, con las ubicaciones de cuerpos celestes, tanto del Sol, la Luna y las constelaciones, detalló la experta.

El edificio tres pertenece al tipo de conmemoración astronómica por su característica radial; es decir, tiene cuatro lados con escaleras. La arqueóloga agregó que esto se ha comprobado en otros sitios del Preclásico y del Clásico temprano donde existen este tipo de conjuntos, que también se han hallado en Tikal o en El Mirador, en Guatemala.

La arquitectura maya responde a orientaciones relacionadas con los cuerpos celestes, e Ichkabal no es la excepción, reiteró, los templos y edificios residenciales siempre responden a ese sentido y lo hicieron así porque fueron construidos respecto de cuestiones políticas y astronómicas, según su religión.

Balanzario refirió que en el sitio se han encontrado ofrendas del Posclásico (años 950-1521), como cerámica doméstica, lo cual demuestra que para esa época había gente viviendo en Ichkabal. Hubo una ocupación menor a la de su clímax poblacional. En el clásico, hasta lo que hemos visto, sólo en el grupo principal de edificios hay vestigios de aquella vida cotidiana.

Dzibanché, Kohunlich e Ichkabal estuvieron habitadas hasta que se enteraron de que los españoles llegaron a Tulum, la zona norte de Quintana Roo, y conforme los conquistadores se adentraban en la península, los mayas se iban retirando hacia el sur hasta llegar a Guatemala, Belice y Honduras, expuso la arqueóloga.