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Ichkabal

Prevén dos años de labores

El proyecto exige conservación ecológica y respeto al entorno: INAH

Necesarios, estudios de factibilidad e infraestructura armoniosa

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▲ Los arqueólogos del INAH se han dedicado a descubrir la plaza central. En la imagen, la escalinata de la pirámide.Foto Luis Castillo
Enviado y corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 12 de octubre de 2022, p. 3

Bacalar, QR., La apertura de Ichkabal es un ambicioso proyecto que requiere una gran cantidad de recursos para las diversas etapas de desarrollo, expuso el antropólogo Margarito Molina, director del Centro del Instituto Nacional de Antropología (INAH) en Quintana Roo.

En entrevista con La Jornada, explicó que se requerirá un estudio de factibilidad que integre la investigación arqueológica, así como la conservación y consolidación de monumentos, además de infraestructura para recibir al visitante, como vías de acceso, y presupuesto para personal.

Al menos se necesitan de manera permanente entre 100 y 150 trabajadores durante unos dos años antes de la apertura, bajo la supervisión de unos cinco arqueólogos, añadió el funcionario.

El desafío de excavar en la plaza central se dimensiona cuando dos trabajadores del sitio arqueológico cuentan que 60 personas se dedicaron durante seis meses a las labores y sólo descubrieron unos cuantos metros cuadrados de un edificio.

Por el momento, las maniobras se circunscriben a la zona núcleo, los edificios administrativos y ceremoniales alrededor de la plaza, “cuidando mucho la belleza de la selva. Es un reto combinar el trabajo arqueológico con el respeto al medio ambiente. No podemos divorciar una cosa de la otra, ni hacer abstracción de ello. No podemos ‘limpiar’ todo para que se vean únicamente los monumentos, sería un error. Necesitamos aprovechar el entorno”, insistió Molina, y comentó que si se quiere comparar la investigación de Ichkabal, que apenas está iniciando, con otros sitios de la península de Yucatán, como Chichén Itzá, “son diferentes: Chichén acumula unos 120 años de quehacer arqueológico, y por eso se luce más de su esplendor.

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▲ El edificio principal.Foto Luis Castillo

Además, la arqueología es diferente, en términos de que ahora se le da mayor importancia a la protección del entorno natural: en la península hay 3 mil 718 sitios arqueológicos registrados, en Quintana Roo son 543. Eso nos da un universo, pero en el estado sólo hay 13 sitios abiertos al público y tenemos muchísimos que no. El imaginario cree que se debe abrir todos y eso es imposible.

El antropólogo hizo hincapié en que para un sitio arqueológico turístico se requieren estudios de factibilidad que incluyan, primeramente, la investigación arqueológica, el trabajo de conservación, de consolidación de monumentos y habilitar un sitio para las visitas.

La infraestructura para recibir al visitante debe tener una unidad de servicio, el campamento de arqueólogos y los senderos. Otro aspecto importante es el de las vías de comunicación, y es toral tener la certeza jurídica de los polígonos de actuación. Tenemos 108 hectáreas delimitadas para trabajar en términos de la propiedad del espacio.

En cuanto al tema presupuestal y de recursos humanos, agregó, hay que contar con lo suficiente para mantener la custodia, vigilancia y conservación del sitio.

En torno al saqueo, Margarito Molina destacó que es un tema que preocupa al instituto y se trata siempre de hacer conciencia; así como hoy se vigila que no se venda patrimonio cultural en el extranjero, también se hace esa labor en las comunidades. Acabamos de editar un folletín, 6 mil ejemplares, que vamos a distribuir en ejidos y municipios para mandar el mensaje de que si encuentran piezas mayas antiguas en algún cenote o en alguna parcela, lo notifiquen al instituto para registrarlo. Es importante.