Sábado 8 de octubre de 2022, p. 19
Na Klang. Familias desconsoladas se congregaron ayer en los alrededores de la guardería en el noreste de Tailandia, lugar del brutal ataque del jueves que dejó 37 muertos, entre ellos 23 niños asesinados por un ex policía.
En la entrada de la guardería, una fila de padres destrozados depositaban rosas blancas. Una afligida madre se agarraba a la manta de su hijo muerto, y sujetaba en la mano un biberón de leche todavía medio lleno.
Algunos niños tenían solamente dos años, como el pequeño Kamram, cuya madre Panita, de 19, lloraba inconsolable. Es incomprensible
, murmuraba mientras sostenía en brazos a su hija de 11 meses.
También murieron los dos nietos de tres años de Buarai Tanontong. No pude dormir. No pensaba que serían mis nietos
, dijo otra mujer, quien intentaba consolar a su hija.
Durante la jornada, el rey Maha Vajiralongkorn y el primer ministro Prayut Chan-O-Cha visitaron a los supervivientes de uno de los peores asesinatos en la historia del país.
Por la noche, los ataúdes con los cadáveres de las víctimas llegaron al tanatorio de Udon Thani, la ciudad más cercana en esta zona rural.
Armado con una pistola de 9 milímetros y un cuchillo, el atacante de 34 años, Panya Khamrab, abrió fuego en esta guardería de la provincia nororiental de Nong Bua Lam Phu.
Después huyó en coche, atropelló a varios peatones y concluyó asesinando a su cónyuge y a su hijo en su casa antes de suicidarse, indicó la policía.
Entre los adultos ultimados estaba una profesora embarazada, Supaporn Pramongmuk, cuyo marido, Seksan Srirach, publicó un doloroso tributo en Facebook.
Quiero agradecer a todos el apoyo a mí y a mi familia. Mi mujer cumplió todos sus deberes como profesora. Por favor, sé maestra en el cielo. Y a mi hijo, por favor, cuida de tu madre en el cielo
, escribió.
En señal de duelo, las banderas de los edificios oficiales ondeaban a media asta.
El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, el papa Francisco y el Patriarca de Moscú y toda Rusia, Kirill expresaron sus condolencias a las familias de las víctimas.