Jueves 6 de octubre de 2022, p. 14
En el primer año de la pandemia, 3.9 por ciento de hogares en México incurrieron en gastos catastróficos; es decir, un millón 377 mil 55 hogares erogaron 30 por ciento o más de sus ingresos en salud. Esta cifra se incrementó en 1.8 puntos porcentuales, ya que en 2018 ese indicador era de 2.1 por ciento
, establece la Evaluación Estratégica de Salud, primer informe, elaborado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
El estudio precisa que en 2020, por el covid-19, 4.6 por ciento de los hogares con ingresos por debajo de la línea de pobreza extrema realizaron un gasto catastrófico en salud; en contraste, 3.7 por ciento de los hogares considerados no vulnerables lo hicieron.
El análisis de 125 hojas precisa que el desembolso de los hogares en medicamentos sin receta aumentó de 35.2 por ciento en 2018 a 48.2 en 2020 y advierte que la proporción del ingreso disponible destinado a salud crece en medida que las condiciones de pobreza son más agudas; es decir, las personas en mayor vulnerabilidad destinan más recursos a ese rubro.
En 2020 el gasto en salud de los hogares no vulnerables fue de 7.9 por ciento y de 8.9 para aquellos con ingreso por debajo de la línea de pobreza extrema. Esta tendencia muestra desigualdades persistentes dentro del sistema de salud, que no logra evitar el gasto de bolsillo y la probabilidad de incurrir en un gasto catastrófico
.
En cuanto al gasto público en salud, refiere que en 2019 México destinó alrededor de 2.7 por ciento del producto interno bruto, cifra por debajo de los umbrales de 6 por ciento establecidos por las organizaciones Panamericana y Mundial de la Salud como referencia para avanzar en el objetivo de garantizar el acceso y cobertura universal; para 2020 se registró un incremento y llegó a 3.3 por ciento.
Indica que la pandemia por covid-19 “generó múltiples desafíos para el sector, entre estos, la atención de las secuelas de la enfermedad en la población, el incremento de los problemas mentales y los rezagos en salud sexual y reproductiva, sobre todo para jóvenes y con bajo nivel socioeconómico.
Sobre las tasas estandarizadas de mortalidad, “los registros de fallecimientos prematuros por covid-19 –que en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible se dan entre los 30 y 69 años– registraron en 2020 y 2021 los niveles de mortalidad más altos a escala nacional. Para los hombres, en promedio, se identificó una tasa de más de 300 muertes por cada 100 mil habitantes, mientras que para las mujeres fue poco menos de 180”.