uenas noches, todos en este bus son extranjeros, ¿verdad? repito, ¿todos en este bus son extranjeros? Bueno, se me van a bajar todos y me van a hacer una fila por nacionalidad, las mujeres que andan chineando se quedan adentro. Va pues, a circular para abajo”, ordenó con firmeza un oficial de la policía nacional hondureña a 50 migrantes extranjeros y un periodista encubierto de la Unidad Investigadora de El Heraldo Plus, de Tegucigalpa.
Esto es sencillo, todo extranjero que pasa por aquí debe pagar un impuesto, ustedes, por ser cubanos, van a pagar 20 dólares cada uno y digan que les fue bien, los ecuatorianos tienen que pagar 100, lo mismo los colombianos, sólo ustedes y los venezolanos, porque están hechos mierda pagan 20.
Los policías delincuentes, sólo en esa noche, pararon al menos 10 autobuses con 50 migrantes cada uno, a casi todos los extorsionaron y se llevaron un botín de miles de dólares. Esto sucede en la carretera que va a la frontera con Guatemala con autobuses especiales para trasladar a los migrantes.
Algo peor sucede en los pueblos y ciudades de Guatemala, si bien se libran de la extorsión en Honduras, no pueden evitar los chantajes en sus propios pueblos y ciudades. Según el antropólogo Rick Mines, que ha entrevistado a numerosos migrantes guatemaltecos en California, la extorsión proviene de las maras que tienen información sobre la situación de los migrantes en Estados Unidos. Ahora las familias de los migrantes son extorsionadas porque los mareros saben quiénes tienen parientes en Estados Unidos, ganando en dólares y que mandan remesas.
Antes era normal que los usureros y prestamistas presionaran a las familias de migrantes para que pagaran sus deudas con intereses leoninos. También es conocido el sistema de préstamos a familias de bajos recursos, que ofrecen dinero en tratos informales, con altos intereses, y luego vienen las presiones y agresiones. Es extendido el rumor de bandas colombianas que se dedican a esto en ciudades y pueblos. También existen los extorsionadores de cuello blanco, de Internet, en decenas de páginas se ofrecen préstamos con grandes facilidades y altos intereses.
Pero esto es diferente, no se trata de préstamos y de sistemas de cobro agresivos, es simplemente extorsión para no ser agredidos. Incluso en el pago de derecho de piso hay una contraparte, que ofrece protección y control en una zona y no permite más extorsiones o robos.
Como quiera, la extorsión y el derecho de piso son un cáncer que corroe desde sus cimientos cualquier negocio o esfuerzo de emprendimiento, como se dice hoy día. Las remesas millonarias que reciben nuestros países, son mermadas en cada paso del proceso. Primero el cobro de la transferencia, que finalmente por intervención de los migrantes en un juicio contra Western Union y otras firmas que envían remesas tuvieron que reducir sus precios. En segundo término, los bancos que las reciben, que ganan con el tipo de cambio y con el cobro de comisiones. Tercero el gobierno que cobra impuestos (IVA) de cualquier producto o servicio que se compre con el dinero de las remesas. No hay que olvidar a las casas de cambio y sus comisiones para cambiar dinero en efectivo, cheques y money orders. En otros tiempos la ordeña
se realizaba en el correo, donde fácilmente se distinguían las órdenes de pago e incluso los cheques de devolución de dinero por impuestos de Estados Unidos, el famoso tax return.
Pero ahora es diferente, se trata de extorsión simple y llana a todo aquel que reciba o tenga algo de dinero. Hace ya unos años que los migrantes han dejado de construir casas y poner negocios en sus pueblos de origen. Dicen que donde hay construcción hay dinero y es un lugar perfecto para extorsionar.
Las pandillas y las maras tienen conexiones internacionales precisamente por la migración, la deportación y la vinculación entre distintos grupos y facciones. Además, gozan de impunidad y operan en complicidad con policías y jueces, que en muchas ocasiones también son amenazados, como sería el caso en Guatemala.
El otro extremo es El Salvador, donde se ha decretado un estado de excepción y se encarceló a más de 50 mil mareros y prácticamente se acabó la extorsión y disminuyó sensiblemente la tasa de homicidios. Esta medida tiene el apoyo mayoritario de la población, pero está en entredicho el debido proceso.
No hay soluciones fáciles en contextos democráticos y donde se respeten los derechos humanos. En prácticamente todos las naciones de Europa existen pandillas, muchas de ellas vinculadas a organizaciones criminales, pero hay límites y líneas rojas que no se traspasan.
La extorsión a migrantes a lo largo de la ruta migratoria es una realidad constatada y denunciada, poco o nada de ha hecho. Pero la extorsión a las familias que reciben remesas ya es el colmo.