Martes 20 de septiembre de 2022, p. 2
Madrid. Científicos finlandeses demostraron que la lechuga puede absorber nanoplásticos del suelo y transferirlos a la cadena alimentaria, de acuerdo con un artículo publicado en Nano Today.
La preocupación por esa clase de contaminación se ha generalizado después de comprobarse que los plásticos desechados en el medio ambiente se descomponen en piezas más pequeñas conocidas como microplásticos y nanoplásticos. Es probable que estos últimos, debido a su tamaño tan pequeño, puedan atravesar barreras fisiológicas y entrar en los organismos.
A pesar del creciente cuerpo de evidencia sobre la toxicidad potencial de los nanoplásticos para plantas, invertebrados y vertebrados, nuestra comprensión de la transferencia de plástico en las redes alimentarias es limitada.
Por ejemplo, se sabe poco sobre los nanoplásticos en los ecosistemas del suelo y su absorción por los organismos de ahí, a pesar de que el agrícola puede recibir esas partículas de diferentes fuentes, como la deposición atmosférica, el riego con aguas residuales, la aplicación de lodos de depuradora para fines agrícolas y el uso de película de acolchado.
La medición de la absorción de nanoplásticos del suelo por las plantas, en particular las verduras y las frutas, es, por tanto, un paso fundamental para revelar si esos materiales pueden llegar a los vegetales comestibles y, en consecuencia, a las cadenas alimentarias, y en qué medida.
Expertos de la Universidad de Eastern Finland han desarrollado una técnica novedosa basada en huellas dactilares metálicas para detectar y medir nanoplásticos en organismos. La aplicaron a una cadena alimentaria modelo que consta de tres niveles tróficos, es decir, la lechuga como productor primario, las larvas de mosca soldado negra como consumidor primario y el pez insectívoro como consumidor secundario. Utilizaron desechos plásticos que se encuentran de forma común en el medio ambiente, incluidos los de poliestireno (PS) y cloruro de polivinilo (PVC).
Las plantas de lechuga se expusieron a nanoplásticos durante 14 días a través del suelo contaminado, después de lo cual se cosecharon y alimentaron a los insectos (larvas de mosca soldado negra, que se utilizan como fuente de proteínas en muchos países). Después de cinco días de alimentación con esa planta, se les dieron peces en un periodo de cinco días.
Usando microscopia electrónica de barrido, los investigadores analizaron las plantas, larvas y peces disecados. Las imágenes mostraron que los nanoplásticos fueron absorbidos por las raíces de los vegetales y se acumularon en las hojas. Luego, se transfirieron de la lechuga contaminada a los insectos. Las imágenes del sistema digestivo de éstos mostraron que tanto los nanoplásticos de PS como los de PVC estaban presentes en la boca y en el intestinode los animales.