n mi artículo del lunes pasado resumí los graves problemas ambientales, económicos y sociales que hay China por la severa sequía y las olas de calor, las mayores en los últimas seis décadas. Y cómo en muy buena parte se deben a no realizar los estudios de impacto ambiental cuando construyeron gigantescas hidroeléctricas en sus ríos principales. El doctor Horacio de la Cueva, quien labora en el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (Cicese), me advierte que en México tenemos problemas semejantes y serán mayores en el futuro.
En cuanto a China, hace 11 años su Ministerio de Recursos Hídricos reconoció que el sistema de dotación para la población y la industria podría ocasionar una crisis de grandes dimensiones en 2030, deteniendo su acelerado crecimiento económico. Entre las principales causas anotaba el aumento de la población. Si en 2010 era de unos mil 300 millones de habitantes, podrán ser mil 600 en 2030. Para entonces, más de la mitad vivirá en zonas urbanas y no siempre con suficiente agua. Como en México, la agricultura China es la que demanda más líquido, luego la industria y las áreas urbanas.
A principios de este siglo las autoridades de ese país reconocieron no haber tenido en cuenta el impacto ecológico que ocasionaría su elevada actividad industrial y el desplazamiento de decenas de millones de habitantes del sector rural al urbano. Y que por eso las fuentes de las que proviene el agua entraron en crisis. De 514 ríos estudiados, 60 se habían secado, y reducido notablemente su embalse 14 por ciento de los lagos y zonas húmedas.
Además, la población se concentra donde menos posibilidades hay de tener agua. En las siete cuencas hidrográficas del norte vive 47 por ciento de ella, pero sólo dispone de 12 por ciento del recurso. De las 700 grandes ciudades que allí existen, 400 enfrentan déficit de agua. Igual ocurre en el sector rural.
En contraste, en las cuatro cuencas del sur habita casi la misma población que en el norte, pero con más de 80 por ciento del agua, no usada racionalmente. Otros dos problemas: 1) la salinización al irrumpir el mar hacia tierra firme por el bajo nivel de las corrientes de los ríos y, 2) los insuficientes sistemas para tratar las aguas residuales de la industria, el comercio y los centros urbanos. Por eso un tercio de las principales cuencas fluviales y 60 por ciento de las aguas subterráneas están contaminadas, con grave riesgo para la salud y la seguridad alimentaria.
Como en el gigante asiático, en México la población y la industria están mal distribuidas geográficamente y en dotación de agua. La mayoría de los habitantes viven en centro y norte del país, donde se dispone menos del recurso. Abunda en cambio en el sur-sureste, con caudales impresionantes. También nos parecemos a China al no realizar los estudios necesarios a fin de evitar los efectos destructores sobre la población y la infraestructura pública cuando se construyen magnas obras hidráulicas y no se les da el mantenimiento adecuado, como en Tabasco y otras entidades del sureste.
Tampoco tomamos las medidas adecuadas para evitar la escasez en las ciudades, en especial en las que aumenta la temperatura y la sequía notablemente. Ya parece olvidada la que vivió Monterrey y su área metropilitana hace dos meses. Se prometió sancionar a los influyentes que desviaban las corrientes en beneficio de sus propiedades. No se hizo. Por su parte, los campesinos de Chihuahua, denuncian la explotación ilegal del acuífero por la familia LeBaron. Y las autoridades miran a otro lado.
De la Cueva señala el absurdo oficial de impulsar la industria y la urbanización en la frontera con Estados Unidos, cuando los estudios de los especialistas y del gobierno alertan que el agua es y será más escasa allí y en el centro del país. Mientras, ninguna ciudad trata todas sus aguas negras y las de la industria, y en las redes de distribución del líquido se pierde un tercio por fugas.
Cada sexenio los poderes Ejecutivo y Legislativo prometen garantizar el suministro racional y justo del elemento. Y en este, una nueva Ley General de Aguas. No han cumplido.