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En Cuerpos como bosques, Ángel Hernández propone visibilizar las luchas de la sociedad civil
 
Periódico La Jornada
Domingo 18 de septiembre de 2022, p. 5

El director e investigador teatral Ángel Hernández sostiene que es necesario asumir desde la dramaturgia la situación de peligro que pueden generar los discursos, como el esbozado en su obra Cuerpos como bosques, por la que obtuvo el Premio Bellas Artes Baja California de Dramaturgia Luisa Josefina Hernández 2022.

El texto galardonado, dice el dramaturgo a La Jornada, cuestiona “los escenarios de peligro que se viven usualmente en México, y toma como centro el levantamiento organizado del pueblo de Cherán, Michoacán, una de las expresiones más claras de resistencias en el país. Ahí, una comunidad organizada de mujeres se decidió a defender su bosque de una tala inmoderada perpetrada por talamontes que se asociaban con células del narcotráfico.

Como muchas otras luchas que se emprenden en el país, es una muestra de un listado de últimas alternativas, algunas bastante clandestinas, a las que nos han enfrentado como sociedad civil estos sistemas de represión y de exterminio.

Hernández (Tampico, 1980) explica que su texto es “un espacio de visibilidad para todo eso. Aborda la relación de una activista del pueblo de Cherán con una periodista argentina que acude a hacer un registro pormenorizado de este levantamiento. A partir de ahí comienzan a generarse relaciones que van más allá de lo político.

Añade que en la obra son importantes las implicaciones actuales del periodismo, “profesión que sigue el curso de las mismas pesadillas, que traen consigo amenazas, persecuciones, desapariciones y ejecución. Los crímenes contra periodistas se siguen cometiendo y la mayoría quedan impunes. En los casos de Javier Valdez y de Miroslava Breach son casi 2 mil días” desde su asesinato.

En su escrito, refiere el autor, incluye elementos de “crónicas pertenecientes a la cosmogonía purépecha. Se comenzaron a abordar temas centrales en esta cultura, como la noche, el bosque, la vida, la muerte.

Después de haber obtenido el premio me he dado cuenta de que lo dedicaba a los muertos, a la gente que dejó su ropa entre sus bosques, y no por voluntad propia.

Hace hincapié en que el texto consigna con claridad que “‘abran la tierra, abran los bosques, hay cuerpos’, que apunta a esta resistencia tan importante que han desarrollado las familias de buscadores que insisten en encontrar a las personas desaparecidas como un ejercicio de presencia. El título adquiere un sentido muy poderoso y ayuda a seguir revelando la otra realidad que se vive en el país y en otros lugares del mundo”.

El jurado del galardón, integrado por Didanwy Davina Kent Trejo, Lorena Venta Betancourt y Francisco Javier Malpica Maury, sostuvo que la obra propone una estructura novedosa, al alternar diálogos con recursos periodísticos, poéticos y documentales. Es una obra arriesgada que invita a asumir un reto escénico y actoral; además, resulta entrañable por sus personajes y la atmósfera que construye.

Premiar sigue siendo insuficiente

Ángel Hernández sostiene que haber obtenido el reconocimiento lo ayuda a cuestionarse sobre la formación dramatúrgica en el país, ya que el premio se consideró desierto el año pasado y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura abrió un diplomado con el dinero que iba a ser otorgado al ganador.

Sigue siendo insuficiente premiar y generar espacios de formación, asegura.

Existe un área que tiene que ver con el intercambio y el modo de encontrar lugares de autonomía entre los mismos autores que no necesariamente dependan de una convocatoria institucional, para poder compartir y regular procesos dentro de la dramaturgia. Nosotros estamos haciendo un esfuerzo para abrir estos espacios con Centro Escampado, en Amanalco, estado de México.

Relata que éste tiene la intención de “revisar procesos de escritura performativa, que ni siquiera contempla un foro determinado para llevarse a cabo, sino que abre expectativas dentro de lo que se han llamado ‘prácticas situadas’, que tienen que ver con acciones, performatividad e intervención escénica en sitios específicos a seguir desarrollando por medio de la colectividad”.

El premio, continúa Hernández, me hace pensar en la importancia de seguir insistiendo en estos procesos desde la horizontalidad y la transversalidad, caracterizados por ser independientes de un nivel de producción, sino que, al contrario, se sigan investigando en sí mismos y puedan desarrollarse por medio de procesos largos de revisión de posibilidades, de discutirse y de ser quizás intervenidas por otros autores para borrar la presencia de la voz única del autor.

Para el investigador, el formato teatral convencional se vuelve insuficiente frente a la complejidad que estamos viviendo en toda la escala política de los acontecimientos del país. El tránsito entre el teatro y las teatralidades me parece fundamental. Esto fue un logro importante de esta generación, porque al hablar de otra realidad incluso estamos renunciando al género de lo que uno escribe: ya no es comedia, ni tragedia ni melodrama, sino una aproximación hacia estos otros lenguajes y otras maneras de hacerla.