Domingo 11 de septiembre de 2022, p. 4
Una bullente fiesta se vivió este sábado en la explanada principal de Ciudad Universitaria (CU) con el regreso de los conciertos masivos a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El programa Trasfrontera CU rompió los más de dos años de silencio en territorio puma impuesto por la pandemia. Fueron casi cinco horas ininterrumpidas de música que pueden resumirse como un intenso recorrido por diversas geografías, géneros y propuestas del panorama sonoro mexicano contemporáneo.
En las Islas se instaló el escenario para esta presentación, con la que las autoridades universitarias dieron la bienvenida a los estudiantes para el ciclo escolar 2022-2023 y conmemoraron varios hitos.
Entre ellos, celebraron la posibilidad del regreso a las clases presenciales y el rencuentro con las instalaciones universitarias o, en muchos de los casos, incluso el primer encuentro con ellas, como fue para los alumnos de nuevo ingreso y para aquellas generaciones que iniciaron sus estudios universitarios o de bachillerato en el contexto de la emergencia sanitaria. También fue ocasión para celebrar los 70 años del comienzo de la construcción de CU y los 15 de su declaratoria como patrimonio cultural de la humanidad.
Lo adelantó en estas páginas el director de Música de la UNAM, Jose Wolffer (La Jornada, 8/9/22), que Trasfrontera CU no sería un concierto para multitudes, sino la oportunidad de volver a congregar de manera presencial a la comunidad universitaria y disfrutar de música que dista del ámbito comercial.
Sin embargo, cifras preliminares de los organizadores, que incluyen también a la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, indicaron una asistencia de unas 6 mil personas.
Disfrute y baile bajo el sol
Entre el público hubo quienes se mostraron renuentes con el elenco artístico, como Diana y Michelle, estudiantes de licenciatura, que esperaban un concierto con músicos más conocidos
, pero conforme avanzó el programa se fueron embebiendo en el espíritu de júbilo y terminaron por disfrutar y hasta bailar en la parte final, como hizo la mayoría.
Ni el fuerte sol ni el calor de este día postrero de verano amilanaron el espíritu festivo de la concurrencia, que con sombreros, gorras o sombrillas se resguardaron de los hirientes rayos solares. Varias decenas se apostaron bajo la sombra de los árboles y muchos otros soportaron la acometida solar, estoicos, sin protección.
Los que tuvieron un gran día fueron los vendedores ambulantes, sobre todo los de agua embotellada y gaseosas, así como de nieves, helados y raspados. Aunque tampoco se pueden quejar los de tacos de canasta, chicharrones preparados y frituras. Hicieron su agosto en pleno septiembre.
La parte artística estuvo conformada por Carina López, con su propuesta de bajo eléctrico mezclado con música electrónica; el dueto de la cantante Leika Mochán y el baterista Gustavo Nandayapa, que compartieron sus versiones de canciones populares mexicanas y brasileñas pasadas por el medio electrónico del looping, y Gabriel Bronfman, una de las leyendas del rock mexicano mejor conocido como Queso, improvisó con la guitarra barítono y el bajo eléctrico.
El ambiente subió de color y calor con el ensamble Klezmerson y su propuesta de música tradicional judía de Europa del Este e influencias de otras latitudes; mientras, el arpista Celso Duarte recorrió diversas geografías latinoamericanas y, con el acordeonista Jair Alcalá, desde Monterrey, irrumpió entre el público el animado baile con su música norteña fusionada con otras expresiones sonoras.
Los que se llevaron la tarde por su talento y virtuosismo fueron los jóvenes raperos y artistas de beatbox y freestyle, así como bailarines de breakdance, que actuaron entre cada grupo. Entre ellos se encontraron los beatboxers del grupo Station Beats y los freestylers Wizard, Mick Old, Yoiker, Potencia y Lessem y Litzi, integrantes estas dos últimas del grupo Amazonas.