Martes 6 de septiembre de 2022, p. 12
Luego de analizar las manifestaciones de impacto ambiental de los tramos 6 y 7 del Tren Maya, la organización Greenpeace concluyó que se deben negar las autorizaciones porque las obras ponen en riesgo sitios considerados como Patrimonio de la Humanidad, así como corredores biológicos cruciales para la preservación de especies en peligro de extinción.
Indicó que el proyecto viola tratados internacionales y los derechos humanos, además de que la información presentada por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) es insuficiente, falsa y poco precisa
para evaluar el efecto real de las obras en esos trayectos.
La organización ambientalista agregó que no es posible evaluar los peligros y daños a las personas, a los sistemas kársticos (sitios donde se da el fenómeno de disolución de rocas por el agua), a los lugares arqueológicos ni al ecosistema y consideró que tampoco es posible estimar las medidas de mitigación o de ingeniería necesarias para reducir los daños que se provocarán en la zona.
Refirió que algunas de las regiones marinas e hidrológicas prioritarias que serán afectadas son las de Tulum-Xpuha, Sian Ka’an, Bahía Chetumal y río Hondo.
También las vías atravesarán por zonas de manglar que no se mencionan en la manifestación de impacto ambiental. Mencionó que el tramo 6 está a menos de 2.5 kilómetros del área natural protegida Sian Ka’an, la cual podría sufrir afectaciones y que fue inscrita como Patrimonio Mundial de la Unesco.
Greenpeace señaló que el tramo 7 ocasionará daños en las reservas de la biósfera del Caribe mexicano, en la de Calakmul, la antigua ciudad maya, el área protegida de carácter estatal denominada zona sujeta a conservación ecológica Balam-Kú y en numerosos lugares similares.
Con relación al sitio Patrimonio de la Humanidad antigua ciudad maya de Calakmul, la Dirección General de Impacto y Regulación Ambiental no debe autorizar las obras del Tren Maya hasta que el Comité del Patrimonio Mundial participe en la búsqueda de soluciones para garantizar la conservación del lugar.
Agregó que las áreas protegidas de Calakmul y Balam-Kú forman parte de un corredor biológico natural que conecta a los ecosistemas de América Central con la península de Yucatán. Allí habitan especies como el jaguar o el tapir centroamericano, las cuales se pondrían en riesgo.
Dentro de la segunda reserva se encuentra el volcán de los murciélagos y con el tren se amenaza la integridad de cerca de 3 millones de ejemplares.