Fervor religioso representado en un pueblo de Baviera, Alemania
a Pasión de Jesucristo casi siempre se representa por algún grupo como un acto de fe. Hacerlo cada 10 años durante cinco meses en funciones semanales, con la participación de 2 mil actores no profesionales, habitantes todos de un pequeño pueblo de 5 mil personas, imprime un carácter tal vez un tanto extravagante a esta producción única en el mundo.
En Oberammergau, población al sur de Alemania, en el estado de Baviera, se realiza desde hace más de 400 años. Esto nos lleva a la Edad Media, cuando surgió la mayor epidemia en Europa que cobró la vida de más de un tercio de la población del continente; la llamada peste negra fue devastadora entre 1348 y 1350.
Los rebrotes reaparecían cada determinado periodo, hasta el siglo XVIII. El otro anclaje histórico es la llamada Guerra de los Treinta Años, un conflicto político-religioso en el que se enfrentaron católicos y protestantes entre 1618 y 1648 y en el que se propagaron muchas enfermedades contagiosas.
En 1634 los habitantes de Oberammergau prometieron representar la Pasión de Cristo si la peste y otras enfermedades producto de la guerra no cobraban más víctimas.
El desarrollo de esta representación, llamada aquí Passionsspiele, en su acepción alemana, se ha transformado a lo largo de la historia. Inicialmente fue en el panteón donde estaban enterradas las víctimas de la peste, también en una iglesia y en el siglo XIX se inició la construcción del teatro que hoy está bajo protección del gobierno alemán como monumento.
Se trata de un foro con capacidad para 5 mil personas; en la recepción se encuentra una atractiva exposición que detalla, a lo largo de la historia y hasta la actualidad, las puestas en escena que se realizan cada 10 años y que han adquirido fama mundial.
Aunque la representación es en alemán, se publican guías en diferentes idiomas para que el espectador siga la obra de cinco horas. Mas de medio millón de personas acuden para atestiguar la singular cohesión de los habitantes de este pueblo.
La tradición dicta estrictas reglas: los actores deben haber nacido en Oberammergau o ser residentes los últimos 20 años. El periodo de prueba empieza meses antes; quienes son elegidos para los roles masculinos deben dejarse crecer cabello y barba. Además de los papeles de Jesús, María, Pedro, Judas y Poncio Pilatos hay más de 100 diferentes entre soldados, sacerdotes, el pueblo de Israel y un coro de 120 personas.
Una importante reforma fue la elección de un director que a los 24 años tomó las riendas del espectáculo y lleva ya cuatro décadas al frente. Christian Stückl cambió los textos para imprimir la imagen de un Jesucristo luchador al defender sus convicciones y no sólo la de un personaje marcado por el sufrimiento.
Hasta 1990 las mujeres casadas y mayores de 35 años no participaban por decisión de un comité integrado en su mayoría por hombres. Tras una demanda ante la corte local, se reformó este estatuto. La inclusión de personas que practican otras religiones, como la musulmana, fue parte de las reformas.
Alia Lira Hartmann, corresponsal.