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Día Internacional de la Planificación Familiar
E

n el marco del Día Internacional de la Planificación Familiar que se celebra cada 3 de agosto, la Secretaría de Salud y el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva presentaron nuevos lineamientos para la prescripción y uso de métodos anticonceptivos en México.

Los sistemas anticonceptivos son uno de esos recursos de la tecnología médica con un gran potencial para la transformación de la vida cotidiana. Se trata de un instrumento efectivo que ha sido clave para el ejercicio de la libertad de las mujeres. Antes de contar con las tecnologías anticonceptivas había un altísimo riesgo de quedar embarazadas al tener relaciones sexuales con el novio, de hacerse madre en el primer año de vida conyugal o marital, de tener más hijos de los deseados o en momentos que podrían alterar el plan de vida personal, de pareja o familiar.

Desde los años 70, cuando se desarrolló en México el Plan Nacional de Planificación Familiar, se ha logrado reducir la tasa de fecundidad de manera muy sustantiva. En aquel entonces las mexicanas tenían siete hijos en promedio, mientras en la actualidad el promedio es de 2.01 hijos por mujer; hemos alcanzado la tasa de fecundidad de remplazo, que es la mínima necesaria para que nuestra población se mantenga sin disminuir en volumen. Se espera que en 2030 esta tasa disminuirá a 1.8 de hijos en promedio.

El acceso a la anticoncepción facilita la inserción femenina en el mercado laboral, en 1990 una quinta parte de las mujeres participaba en el mercado laboral, en la actualidad lo hace cerca de la mitad de ellas. Actualmente 73 por ciento de las mexicanas de zonas urbanas usan métodos anticonceptivos modernos, 68 por ciento de quienes residen en zonas rurales y 61 por ciento de las hablantes de lengua indígena; las primeras tienen 1.9 hijos en promedio, las de comunidades rurales tienen 2.5 hijos y en quienes hablan lengua indígena el promedio es de 2.9 hijos. El rezago es claro. Una forma de evaluarlo es midiendo aquellas mujeres que, siendo sexualmente activas, no están usando anticonceptivos ni desean embarazarse, una categoría que se conoce como la NIA: necesidades insatisfechas de anticoncepción. En 2018, la NIA general era de 11.1 por ciento. En mujeres indígenas llega a 16.7 por ciento; entre quienes tienen nula escolaridad la NIA es de 10.6 por ciento; las residentes de áreas rurales, 12.6 por ciento, y la mayor proporción de la NIA ocurre entre las adolescentes: 27.6 por ciento.

La anticoncepción evita el riesgo de mortalidad materna, que es mayor en edades tempranas, permite además posponer la edad de la maternidad y hacerlo de manera voluntaria, porque más de 50 por ciento de los embarazos de adolescentes no son deseados, y aun los deseados llegan en una década de vida en que nadie tendría que estar cuidando hijos. Una quinta parte de las mexicanas se une antes de cumplir 18 años, 47 por ciento de las mujeres en edad fértil tienen su primer hijo antes de cumplir un año de haberse unido o casado, sólo 9.2 por ciento esperan hasta cuatro años para ser madres (Conapo, 2018).

Hay que reconocer que el actual gobierno está ampliando paulatinamente los servicios de salud sexual y reproductiva más allá de las zonas urbanas, se han fortalecido los servicios amigables para adolescentes y se ejecuta un protocolo que facilita la identificación temprana y oportuna de casos de violencia sexual de niñas menores de 15 años, de adolescentes y de quienes resulten embarazadas, para poder acceder a una interrupción voluntaria del embarazo. Se ha ampliado el acceso oportuno al aborto seguro en las 32 entidades federativas, y es una buena noticia que en el último año el derecho a la interrupción del embarazo por decisión de la mujer se ha ampliado a nueve entidades del país.

Con la pandemia del covid-19, el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva (SSSR) se vieron afectados de manera heterogénea, la reconversión hospitalaria, las medidas de prevención en las unidades de salud frente a contagios y diversos factores transformaron la vida, tanto de quienes prestan los servicios de salud como de las usuarias. Datos preliminares señalan una caída entre 2019 y 2020 de 10.3 por ciento en el número de usuarias activas, de 32.1 por ciento en el número de nuevas aceptantes de métodos anticonceptivos y de 41.6 por ciento en la atención en servicios amigables para adolescentes.

Los lineamientos que acaba de publicar la Secretaría de Salud son una herramienta para que los prestadores de servicios contribuyan de manera más relevante a garantizar la libertad de las mujeres y de las parejas, para que todos seleccionen el método anticonceptivo que mejor se adapte a sus necesidades, condición de salud, estilo de vida y preferencias personales.

* Secretaria general del Conapo

Twitter: Gabrielarodr108