Miércoles 13 de julio de 2022, p. 4
Washington. En una jornada llena de simbolismos, el presidente Andrés Manuel López Obrador visitó por tercera ocasión el epicentro político de Estados Unidos. Asido a una de sus principales fortalezas: el conocimiento de la historia, en la mismísima Casa Blanca dejó constancia de las aportaciones para esta gran nación
de los migrantes y salió en su defensa.
Tanto en el Salón Oval, como al pie de los monumentos de dos de las figuras más emblemáticas para este país: el presidente Franklin D. Roosevelt y el luchador social Martin Luther King, el mandatario mexicano evocó el pasado como analogía del presente.
Sabedor de la admiración del presidente Joe Biden por Roosevelt, López Obrador lo trajo al diálogo con su anfitrión para recordar el respeto que aquel tuvo a la soberanía de México durante la expropiación petrolera, en 1938; o la forma en cómo aceptó que Estados Unidos necesitaba mano de obra migrante para reemplazar a sus hombres que habían ido a la guerra.
Horas más tarde, tras la comida, el mexicano llegó hasta los memoriales de Roosevelt y Luther King. Ya lo esperaban cientos de migrantes que llegaron desde diversos puntos del territorio estadunidense sólo para verlo
.
Paisanas, paisanos, es muy importante conocer la historia, que es como la maestra de la vida. No todo lo que tiene que ver con Estados Unidos ha sido agravio. Hay, desde luego, momentos que no se olvidan, porque fueron como un gran zarpazo a nuestro país. Pero también han habido momentos de ayuda mutua entre los pueblos y entre los gobiernos de México y de Estados Unidos.
El Presidente rompió protocolos e incluso y puso en aprietos al Servicio Secreto, que trataba de evitar a como diera lugar que él pudiera salir lastimado en medio del tumulto de paisanos que se apersonaron en los memoriales en busca de tocarlo, verlo de cerca, gritarle, atraer su atención, entregarle documentos o pedirle que les firmara algún libro.
López Obrador se dirigió a la gente, permitió el contacto, como lo hace cuando visita la Sierra de Guerrero, la Costa de Oaxaca o algún otro punto de suelo mexicano. Y así los homenajes a Roosevelt y a Luther King transmutaron a un masivo acto en su apoyo. La gritería de Es un honor, estar con Obrador
, retumbó entre la marea tricolor que inundó los senderos que separan ambos monumentos.
Al hablar, especial mención correspondió a Luther King, quien de acuerdo con López Obrador, es el mayor representante, junto a Mahatma Gandhi y Nelson Mandela, de la doctrina del amor al prójimo.
Es partidario como el principal luchador social que ha existido en la tierra. Partidario de la no violencia, como lo fue Gandhi, Mandela y Martin Luther King. La enseñanza mayor que nos dejaron, en especial Luther King, es que sí es posible una transformación para vivir mejor, para que haya justicia, que no haya discriminación ni racismo.
Rememoró su histórica frase: Yo tengo un sueño
e instó a todos los paisanos presentes a seguir manteniendo ese sueño, esa utopía. Por nosotros y por los que vienen atrás
.
Junto a la familia de Luther King, el Presidente valoró el trabajo de los migrantes y el empeño que ponen en sus trabajos y vidas allende las fronteras, muchas veces lejos de los suyos, lejos de su tierra y sus arraigos.
El mandatario cerró así su agenda del día en Washington. Una jornada aplaudida por los connacionales. Entre los cientos de voces una se alzó: Gracias por devolvernos la dignidad
.