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Un gigante en vuelo
Brook fue el primero que pensó en la inclusión de todos los grupos étnicos
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▲ En imagen del 11 de julio de 1991, el director de teatro Peter Brook da instrucciones a sus actores Romane Bohringer y Ken Higelin durante un ensayo de la obra La Tempestad, de William Shakespeare, durante el 44 Festival Internacional de Teatro de Avignon, al sur de Francia.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Lunes 4 de julio de 2022, p. 8

La muerte del director teatral inglés Peter Brook causó consternación entre la comunidad artística de México, país en el que se presentó en varias ocasiones junto con su compañía, y cuyos textos teóricos eran ampliamente conocidos.

La directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, Lucina Jiménez, dijo a La Jornada: Peter Brook reinventó el teatro y le abrió la posibilidad de existir aquí y allá, en cualquier espacio donde es posible ese ritual de convivio que representa la escena, el encuentro de energía entre un actor, una actriz y su público. Duele su partida. Nos vamos quedando en la orfandad.

Para el director de escena Rodolfo Obregón, la gran aportación de Brook es la amplitud de su pensamiento, la idea de la recuperación de la espiritualidad en el teatro, aunque también de su sentido más práctico, más inmediato, lo que él denominó el teatro tosco. Incluso, de sus aspectos materiales y económicos. Mostró, además, la voluntad de trabajar con actores de todas partes del mundo. Cultivó una fallida idea de encontrar algo esencial en el hombre más allá de la cultura para finalmente darse cuenta de que no es posible desprenderse de la cultura y encarnar una representación del mundo con todas las riquezas, los colores culturales que lo conforman.

Luis de Tavira, director de escena, comentó: “Muere uno de los más grandes creadores y propositores de la modernidad del teatro de la segunda mitad del siglo XX. Brook es una suma en la que se integran las profundas intuiciones que consiguieron la sobrevivencia del teatro en la crisis decisiva que éste tuvo que enfrentar en la inmediata posguerra. Un arte sentenciado a muerte, que parecía perder toda su vigencia y su lugar en la sociedad.

“Un momento paradójicamente de un asombroso esplendor de los hacedores del teatro que se propusieron la emergencia que hiciera que el teatro consiguiera no sólo su sobrevivencia, sino la recuperación de su poderosa condición de arte autónomo.

Brook es un heredero cabal de una poderosísima tradición shakesperiana en Inglaterra. Asume la tradición pero impulsa la vanguardia. Para mí la relevancia de Brook consiste en ser un enorme creador que supuso una síntesis, una suma, de la tradición, de la vigencia de un teatro actual que tiene una importancia decisiva en la construcción de la conciencia de la actualidad. Brook es un viajero que sale al mundo, se interesa por el teatro de otras culturas e intenta una síntesis.

La muerte de Brook produce una sensación de orfandad, aseguró el director de escena, Germán Castillo, porque fue una personalidad cuyo trabajo y pensamiento nos enriqueció a los teatristas durante casi 70 años, por lo menos en mi caso. Recordó su puesta en escena en el Teatro Galeón, de un Ubu rey, inolvidable, creo, para todos los que lo vimos”.

Trajo a colación el generoso y cálido mensaje que Brook envió la última vez que vino su compañía a México, poco después del temblor de 2017, en el que nos mandaba ánimo y disculpas por no poder estar en México debido a la altura. Esa fineza de trato y refinamiento espiritual no es común, menos aún en las personas mayores del arte. Estaremos de luto un buen tiempo.

Respecto a su legado, el dramaturgo Jaime Chabaud apuntó: No es una figura que sea controvertida, que cause las reacciones más diversas y encontradas, al contrario, era un unificador, alguien que conciliaba el mayor de los entusiasmos en legos y profesionales.

De acuerdo con el director de escena José Luis Cruz, la muerte de Brook es una pérdida profunda en el teatro occidental, oriental y africano, porque fue “uno de los grandes innovadores, heredero de los grandes innovadores rusos. Era de una mente absolutamente universal, además de un investigador permanente. Me acuerdo de su Mahabharata que vi físicamente, ya que fui invitado a un par de ensayos en la época en que viví en París. Llegaba Jerzy Grotowski a ayudarle a concebir algunas escenas. Todos los juegos que inventaba en escena constituían una vuelta al ritual del teatro, sobre todo con este texto fundacional hindú.

Trabajaba mucho con algunos dramaturgos africanos cuyos textos montaba con una simplicidad en un teatro abandonado en París que jamás quiso arreglar. Brook es el primero que piensa en la inclusión de todos los grupos étnicos del mundo. Es un creador fuera de serie. Para mí se pierde un gran pensador y artista porque no sólo fue teatrista, sino muchas cosas más.