as acciones de uno de los 10 países más consumidores de energía en el mundo, se da a la tarea de presionar a sus aliados para bloquear a Rusia, poniendo al gobierno ucranio al frente de la agresión. La cantidad de energéticos para sostener la guerra en ese país fue un cálculo erróneo por parte de los ideólogos del Pentágono. No contempló el gran daño a la población civil, tampoco les importó el perjuicio inmediato y subsecuente de la biodiversidad. El golpe a Rusia y el bloqueo comercial que el presidente Biden pretende en contra del gobierno de Vladimir Putin es un asunto que los ideólogos neoliberales creen tener controlado.
La realidad está complicando las negociaciones para llegar a un acuerdo civilizado entre ambos países, sin la intervención de la OTAN. Entre las necesidades de paz, de alimentos y del retorno a casa, la población civil ucrania no apuesta por enemistarse con Rusia, ya que es el gobierno que provee del indispensable gas y de otros insumos. No olvidar que miles de familias son descendientes de países que forman la Federación Rusa.
Punto aparte, son los países integrantes de la Unión Europea y de la OTAN, quienes sí ven en Rusia un enemigo comercial en acecho, no obstante ser el principal proveedor de hidrocarburos para el continente.
La invasión a Ucrania sólo es un pésimo guion, inspirado en el que inventó el trío de enfermos mentales, belicistas y ambiciosos de poder (Hitler, Mussolini e Hiroito). El conflicto actual no dista mucho de lo acontecido hace 83 años. Inventan una guerra por conflictos económicos posibles de resolver sin necesidad de recurrir a las armas. Ya no recuerdan los daños ocasionados por la Segunda Guerra Mundial.
Los autores del desarrollo de este desafortunado acto bélico, pospandemia del SARS-CoV-2, no han considerado los daños profundos en la población y en la biodiversidad. Estados Unidos no ha asimilado que recursos como el petróleo no deben destinarse para inventar guerras. Se necesitan los hidrocarburos para reproducir el estilo de vida que llevamos, hasta hoy. Pero, también se necesitan para avanzar hacia una transición energética. Sin embargo, los gobiernos necesitados de los combustibles rusos, aceptaron el riesgo y los resultados negativos de esta nueva agresión hacia la Federación Rusa están aumentando.
Es importante señalar que el desperdicio de petróleo en esta guerra pone en riesgo la seguridad energética de todas las naciones reclutadas por Estados Unidos bajo el escudo de la OTAN. Necesitan de más combustible para continuar con la inaceptable guerra. Hacemos hincapié en que el perjuicio mayor lo están padeciendo los habitantes de Ucrania, país que, por cierto, no está en la OTAN. Las imágenes se repiten, población desplazada, alejándose de sus hogares, familiares extraviados o fallecidos, ciudades destruidas a donde nadie puede regresar. La pobreza está llegando, ya que lo han perdido todo en los bombardeos indiscriminados, tanto de su propio ejército, como por los ataques que repele la milicia rusa.
Se olvida, voluntariamente o no, al país que sufrió la pérdida de millones de patriotas en el frente de guerra, que no se doblegó ante el cerco nazi y que padeció de las peores hambrunas, además del deceso de millones entre su ejército, partisanos y civiles, pero que no se dio por vencido y por esa razón, la mayoría de las naciones de Europa no sucumbieron ante el nacionalsocialismo nazi.
No existe para Ucrania ganancia alguna en esta guerra, excepto la derrota del grupo neonazi protegido por Volodymir Zelensky, presidente de ese país. Por lo que el beneficio de esta absurda guerra, no se va a ver nunca. El razonamiento civilizado y la convivencia entre los pueblos fueron derrotados.
El aumento del precio del petróleo y la escasez de combustible, de no parar ese conflicto bélico lo más pronto posible, generará otros conflictos paralelos: falta de agua, de alimentos, de abastecimiento de energéticos y mayores crisis financieras.
Y, mientras despilfarran energéticos en el continente europeo, aquí en América, en el municipio de Dos Bocas, Tabasco, se avanza en el rescate de la industria energética de México.
El presidente Andrés Manuel López Obrador, cumple con la entrega al pueblo mexicano, de la Refinería Olmeca, instalada en tiempo mínimo, con una inversión libre de deuda y bajo las mejores condiciones para su construcción. Esta obra importante y fundamental para el programa de refinación, junto con la rehabilitación de las otras refinerías ya existentes, se ha proyectado para recuperar la solvencia en energía y la soberanía energética.
La productividad de energéticos y el autoabasto tienen el respaldo, no sólo de las refinerías existentes, incluyendo a la Olmeca, sino también, de la que se encuentra en Houston, Texas, conocida como Pemex-Deer Park
. Se espera que, con estos pasos, el abasto interno sea suficiente. Ahora podemos decir que la refinación diaria de 340 barriles de crudo y sus derivados, son productos de Pemex hechos en México
.
Se cierra, para unos cuantos, el negocio ilícito de la entrega de petróleo barato a empresas privadas extranjeras. Se suspende la venta de crudo al exterior. El beneficio será para la economía nacional y la continuación de los programas sociales.