as remesas que reciben mensualmente un poco más de 11 millones de adultos, en casi 5 millones de hogares, son impresionantes: en ocho de los últimos 12 meses (mayo 2021-abril 2022) el monto recibido mensualmente fue superior a 4.5 mil millones de dólares y muy probablemente llegará a 5 mil millones mensuales en el segundo semestre de este año. El impacto en el bienestar de esos 5 millones de hogares que reciben remesas es extraordinario, lo que se documenta, por ejemplo, en las compras de bienes y servicios, exceptuando vivienda y bienes de lujo, que han aumentado ligeramente durante los últimos nueve meses y que resultan ya superiores a los niveles registrados en 2020.
El impacto para la economía en su conjunto es también extraordinario. La balanza comercial de nuestro país en enero-abril de 2022 tuvo un déficit de mil 884 millones de dólares, en tanto que en el mismo periodo se recibieron remesas por 17 mil 240 millones de dólares. Si comparamos las remesas solamente con la balanza comercial con Estados Unidos en estos cuatro meses, que alcanzó un superávit de 41 mil 900 millones de dólares, representan 41 por ciento del monto logrado en nuestros intercambios de mercancías con Estados Unidos.
Consistente con estos montos, el peso se ha fortalecido sistemáticamente pese a las dificultades que enfrenta la economía mexicana. El pasado 26 de noviembre la cotización alcanzó un pico de 21.91 pesos por dólar; casi dos meses después, el 14 de enero, el dato fue de 20.29; regresó a la banda de los 21 pesos, llegando a 21.30 el 7 de marzo, y el martes pasado, 6 de junio, el registro fue de 19.56 pesos por dólar. En este desempeño influyen, por supuesto, varios factores, no solamente las remesas. El precio de la mezcla mexicana de crudo, que se ha elevado significativamente por la invasión rusa a Ucrania, es importante. Es significativo también el saldo de la balanza turística. Pero las remesas tienen un papel fundamental.
Una manera de ilustrar esta relevancia es comparar su evolución respecto de las remuneraciones totales de trabajadores formales e informales. Según la nota de Dora Villanueva en estas mismas páginas, en los dos últimos años las remesas crecieron seis veces más que las remuneraciones totales. Este contraste ilustra un hecho fundamental: los mexicanos ocupados en el extranjero contribuyeron con un monto equivalente a 70 por ciento de las remuneraciones que los mexicanos ocupados recibieron trabajando en nuestro país. Por eso, estimaciones de Coneval señalan que en el primer trimestre de este 2022 el ingreso laboral per cápita llegó a 6 mil 611 pesos, aumentando en todos los quintiles de la población, pero sobre todo en el 20 por ciento más pobre. El aumento en el salario mínimo ha sido fundamental en este resultado.
De esta manera, pese a que la evolución del PIB se mantiene por debajo de lo comprometido por las autoridades hacendarias, y que se revisa a la baja en prácticamente todas las estimaciones disponibles, el bienestar general de la población ha mejorado. Hacienda planteó que este año creceríamos 3.2 por ciento, pero ha corregido esta meta estableciendo que sólo lograremos 2.4 por ciento en el año. El Banco Mundial, por su parte, en el marco de una revisión a la baja de la expectativa de crecimiento mundial, ha reducido su previsión para México de 2.1 a 1.7 por ciento. El promedio de las estimaciones de los especialistas en México señala que creceremos alrededor de un punto porcentual.
Es claro que este cambio de expectativas tiene como explicación central la modificación del escenario que se esperaba para la economía mundial, resultado de la invasión rusa a Ucrania. La caída de las expectativas nacionales se explica en gran medida por ese cambio de circunstancias en el escenario global. Existen, además, razones internas que explican que el desempeño observado esté por debajo de lo esperado. Lo importante, sin embargo, es que estas evidentes dificultades no han impedido que se sostengan las políticas sociales.
Así las cosas, con un flujo creciente de remesas recibidas, con una mejoría clara del salario mínimo, con políticas sociales que benefician a sectores vulnerados y vulnerables, la situación nacional se mantiene en condiciones razonables. La inflación persiste global y localmente, y aunque parece que pudiera estar cerca su control, no se logrará sino hasta los primeros meses de 2023. Así que, sin estabilidad de precios, con un desempeño muy pobre de la economía, la población más necesitada no ha sido afectada negativamente. En realidad, el 20 por ciento más pobre del país ha visto crecer sus ingresos y, en consecuencia, ha podido resolver de mejor manera sus necesidades. En ello, los envíos de nuestros paisanos han sido fundamentales, equivalentes a toda la política social de este gobierno.