l presidente Andrés Manuel López Obrador anunció ayer que la próxima semana se darán a conocer las plazas disponibles en todos los lugares en los que hacen falta médicos, y se abrirá la convocatoria para ocuparlas. Con esto, el mandatario respondió a quienes han criticado la contratación de médicos cubanos con el argumento de que en el país hay galenos a quienes no se les ha abierto un lugar en el sistema de salud pública: de hecho, señaló, en el país hay hospitales de especialidades en los que no se cuenta con el personal necesario.
Esta realidad fue ilustrada el martes por el secretario de Salud, Jorge Alcocer. Durante la conferencia de prensa matutina, el titular del sector explicó que los médicos especialistas se concentran en las grandes zonas urbanas, a tal grado que, de los 135 mil profesionistas certificados, 40 por ciento (35 mil 474) se encuentran sólo en el estado de México y la capital del país. Y aunque las autoridades han creado plazas para las zonas de alta marginación, éstas permanecen sin ocuparse por la renuencia de los galenos a acudir allí: en el IMSS-Bienestar y el IMSS ordinario hay 2 mil 678 lugares disponibles, de los cuales 510 han permanecido vacantes durante tres años.
Estas cifras hablan del impacto del neoliberalismo en la medicina. Por una parte, el abandono de la educación pública propició un rezago alarmante en la formación de médicos, por el cual México apenas cuenta con 107.2 especialistas por cada 100 mil habitantes, menos de la mitad de los 230 que es la recomendación internacional. Cuando se hace una comparativa por entidades, la situación es dramática: mientras la Ciudad de México excede ampliamente los estándares con 385 especialistas por 100 mil habitantes, Nuevo León y Jalisco se ubican en 165 y 134, y Chiapas, Guerrero, Tlaxcala y Oaxaca apenas alcanzan 32.2, 37, 49.4 y 51.1, respectivamente.
Por otro lado, la ideología de mercantilismo e individualismo extremo, que es la médula del modelo neoliberal, ha llevado a que un sector de los profesionales de la medicina conciba su labor como nada más que un negocio, a los pacientes como una clientela significativa sólo por su poder adquisitivo, y se desentienda por completo de su función social. Esto es particularmente lamentable y pernicioso cuando se trata de médicos egresados de las universidades públicas, quienes recibieron su formación gracias a las aportaciones de todos los mexicanos, y por ello deberían estar sensibilizados hacia las necesidades de las mayorías.
En este escenario, la convocatoria para ocupar las plazas vacantes en el sistema de salud permitirá dilucidar cuánta razón pudo haber en los reclamos de que se excluye a los profesionistas mexicanos para dar cabida a los cubanos. En caso de que este llamado sea desdeñado, quedará demostrado que el rechazo a los médicos de la isla proviene de nada más que fobias ideológicas y una enorme mezquindad hacia los millones de personas que requieren atención médica y se encuentran privadas de ella.