Reforma electoral: remachar etiquetas // Rechazo de opositores // Traidores a la democracia
// Adán Augusto: ¡Presidente!
l primer punto a discutir reside en definir si hay materia para debatir una iniciativa presidencial de reforma electoral que requiere mayoría calificada en las cámaras legislativas y sobre la cual los partidos opositores a Palacio Nacional ya anunciaron que, como sucedió con la propuesta de reforma eléctrica, votarán unificadamente en contra.
Si la respuesta a la definitoria pregunta fuera en el sentido de que no hay razón para escudriñar y polemizar sobre lo que no se habrá de aprobar, entonces habría que trasladar los afanes analíticos del legislativo al terreno partidista y electoral: en esta hipótesis, el lance protagonizado ayer por el presidente López Obrador, su nueva corcholata destapada de manera indirecta, Adán Augusto López Hernández, y los servidores públicos multiusos, Horacio Duarte (Aduanas) y Pablo Gómez (Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda), tendría la intención de remachar el etiquetado negativo a los opositores (antes, traidores a la patria
por razones eléctricas, ahora traidores a la democracia
por razones electorales). Lo importante no sería que se aprobara tal propuesta de reforma, sino evidenciar y estigmatizar a quienes se opongan a ella.
En caso de que se considerara probable alguna fisura en el bloque opositor (es decir, que el priísmo terminara negociando algo, lo que en el caso tricolor nunca será imposible), se podría pasar al análisis detallado de la citada iniciativa, que a juicio de este tecleador se caracteriza por convenir cual traje a la medida al gobierno en turno (la llamada 4T) y no tanto a los opositores, como en otras reformas electorales; por instaurar un reino de la representación proporcional y por pretender una concentración mayúscula de poder que daría pauta a una larga continuidad en el control político del país a la corriente hoy dominante.
Lo que se busca con esta reforma, más allá del efectismo numérico de la reducción de curules y escaños, es el rediseño del poder electoral (control del INE, de los OPLE; una nacionalización
de las urnas) y una integración de las cámaras tal vez más a modo de las nomenklaturas partidistas (a propósito: opinión del ex consejero Jaime Cárdenas: https://bit.ly/3xZk6lC).
sustantivaen toda la sociedad.Foto Roberto García Ortiz
En otro tema: ya se veía venir. Es tanta la sintonía del Presidente de la República con su secretario de Gobernación, y tan marcada e inusual la confianza otorgada por el primer tabasqueño del país a su amigo y paisano para que sin recelo aborde y negocie temas delicados, que no es de extrañarse el propiciamiento de López Obrador para que ayer Adán Augusto López Hernández escuchara por primera vez en un acto público el ansiado coro futurista: ¡Presidente, Presidente!
Fue durante una reunión diseñada para que el primer López del país acaparara atención y homenaje al recibir en Palacio Nacional a los legisladores federales del tripartidismo encabezado por Morena que votaron a favor de la reforma eléctrica, aunque no hubiesen alcanzado la mayoría calificada.
Pero ese López resplandeciente decidió compartir parte de esos momentos de gloria con el segundo López (Díganme si sí o no, ¿verdad que tenemos un buen secretario de Gobernación?
), el cuasi agazapado aspirante al relevo presidencial que por ello dejó la gubernatura de Tabasco en un operador discreto y se fue al Palacio de Cobián para realizar tejidos y zurcidos políticos que no se veían ni en boceto cuando la ocupante era Olga Sánchez Cordero.
López Hernández ya pasó una difícil prueba de lealtad y sacrificio, al ir al norte del país en avión de la Guardia Nacional a participar en actos de promoción del ejercicio de revocación de mandato, acompañado ni más ni menos que del propio comandante de esa Guardia, Luis Rodríguez Bucio (quien asistió así a actos de corte partidista), del dirigente formal de Morena, Mario Delgado, y de otros funcionarios y dirigentes políticos. Por ese lance hay acusaciones formales contra el destapado AA, por parte de opositores. ¡Hasta el próximo lunes!
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