ace 61 años, en abril de 1961 para ser precisos, el imperialismo estadunidense sufrió una de las derrotas más emblemáticas, una que, sin exagerar, marcaría la historia de Latinoamérica y de todo el siglo XX. Los sucesos comenzarían el 15 de abril, cuando aviones de Estados Unidos bombardearon aeródromos en La Habana, en San Antonio de los Baños y en Santiago de Cuba. Los ataques serían favorablemente repelidos por el ejército rebelde cubano y por las Milicias Nacionales Revolucionarias. Pero aquellos bombardeos, sólo eran el comienzo de esta agresión.
Dos días después, en la madrugada del 17 de abril, la Brigada de Asalto 2506, un grupo de mercenarios financiados, entrenados durante más de un año, y equipados por la Casa Blanca, el Pentágono y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, desembarcó con más de mil 400 hombres en Bahía de Cochinos, en el punto intermedio entre Playa Larga y Playa Girón. La Operación Pluto, como fue denominada dicha operación, implicaba que los mercenarios pelearan el tiempo suficiente para que desde Washington se estableciera un gobierno paralelo con líderes en el exilio, el cual luego sería apoyado abiertamente por la Casa Blanca. No lo lograron. Apenas 72 horas después de la invasión, el pueblo-ejército, comandado por Fidel Castro, volvería a derrotar a las fuerzas invasoras.
Aquellos sucesos envolverían también la declaración del carácter socialista de la Revolución cubana, pues el 16 de abril de 1961, durante el entierro de las víctimas de los ataques, Fidel Castro pronunció aquel discurso que quedaría grabado en la memoria revolucionaria: Eso es lo que no pueden perdonarnos, que estemos ahí en sus narices ¡y que hayamos hecho una Revolución socialista en las propias narices de Estados Unidos! ¡Y que esa Revolución socialista la defendemos con esos fusiles! ¡Y que esa Revolución socialista la defendemos con el valor con que ayer nuestros artilleros antiaéreos acribillaron a balazos a los aviones agresores!
(https://bit.ly/3L8xiZi).
Lo que vendría después es por todos y todas conocido, aunque no siempre aceptado: el pueblo cubano comenzaría a hacerse cargo de su propio destino y, no sin contradicciones, construiría una de las alternativas más sobresalientes de la segunda mitad del siglo XX y lo que va del XXI. La defensa y construcción de la soberanía de Cuba se valdría también de la construcción de una sociedad alfabetizada, sin hambre, con un techo donde vivir, con buenos servicios de salud, con arte, solidaria, internacionalista y con una apuesta fundamental por la educación, la ciencia y la tecnología.
Más de 60 años después, las semillas sembradas por aquella Revolución continúan dando frutos, incluso a pesar del criminal bloqueo que desde Washingtonse impone contra la isla y que se ha traducido en daños que ascienden a 150 mil millones de dólares para Cuba. En plena pandemia por el covid-19 y con el asedio mediático y económico de Estados Unidos, la isla tuvo la capacidad de enviar a cientos de hombres y mujeres trabajadores de la salud a distintas partes del mundo, al mismo tiempo que elaboraba las vacunas Soberana 01, Soberana 02, Soberana Plus, Abdala y Mambisa, algunas de ellas convenientes para niños, o de aplicación nasal, y también algunas de ellas enviadas en solidaridad a países como Venezuela y Vietnam. La misma Unesco ha reconocido el liderazgo de Cuba en la producción de biológicos en nuestra región.
De esta forma, Cuba también construye una soberanía y autosuficiencia médica y tecnológica, independiente de las grandes farmacéuticas que no sólo lucran con la vida, sino que además llegaron a construir una geopolítica de las vacunas
, basada en una disputa mediática en la que sobresalió la difusión de noticias falsas y desinformación.
Adelantado a su tiempo, como siempre lo fue, Fidel Castro expresó en 2002 en la Escuela Latinoamérica de Ciencias Médicas: El desafío que las enfermedades hacen a la humanidad es un desafío serio, grave y creciente, y será más creciente en la medida en que el descuido y la inconsciencia sobre los problemas de salud pública sean mayores, de lo cual no puede culparse por entero, ni mucho menos, a los países más pobres de la Tierra, ya que aquellos que nos saquearon durante siglos han sido incapaces de dar el mínimo aporte para esa lucha; en vez de gastar el dinero en cantidades fabulosas en guerras, especulaciones, lujos y otras cuestiones que no resultan esenciales en la vida
(https://bit.ly/390N5ei).
Cuánta razón tenía el Comandante, aquellos que saquearon nuestros países, hoy vuelven a invertir millones para armarse frente a las amenazas de la guerra, de una guerra que ellos mismos alentaron. No hacen más que seguir su voraz apetito de poder y riqueza. Y en medio de ese sinsentido, Cuba, la pequeña Cuba, vuelve a mostrarnos su grandeza. ¡Viva Cuba Soberana!
* Sociólogo
Twitter: @RaúlRomero_mx