El periplo comenzó en 1979, tras el hallazgo de lozas de cerámica por parte de un granjero
Miércoles 20 de abril de 2022, p. 4
Teherán. Unas lozas con unas decoraciones esmaltadas de casi 3 mil años de antigüedad por fin se exponen en el Museo Nacional de Irán, tras cuatro décadas de búsqueda marcadas por una guerra y una larga batalla legal.
Leones y vacas aladas con rostros humanos, caballos y toros con cornamenta de cabra, mujeres y hombres arrodillados y otras figuras mitológicas decoran estos tesoros del reino de Mannai, que se estableció en el primer milenio antes de Cristo en el noroeste de Irán.
Las 51 lozas de adobe están pintadas con un revestimiento de esmalte sobre fondos de color negro, marrón, azul claro, amarillo o blanco.
Su descubrimiento y repatriación es una serie de increíbles aventuras
, afirma Youssef Hassanzadeh, un arqueólogo del museo.
También es el último ejemplo de países de Oriente Medio y África que recuperan antigüedades robadas que habían terminado en países occidentales.
Según Hassanzadeh, el periplo comenzó después de la Revolución Islámica de 1979, cuando un granjero, Mirza Ali, descubrió estas lozas de cerámica esmaltados mientras cultivaba su campo. Las piezas habían decorado un templo cerca de su pueblo en la provincia de Azerbaiyán Occidental.
La gente saqueaba y vendía las lozas esmaltadas aprovechando la ausencia de control gubernamental
, explica Hassanzadeh, quien organizó la exhibición del museo.
Unos años después, en 1985, en plena guerra con Irak, las autoridades iraníes enviaron a un grupo de arqueólogos protegidos por soldados a ese pueblo. Empezaron a cavar y encontraron algunas lozas, pero para otros llegaron tarde.
Los traficantes ya habían vendido algunos al extranjero, donde terminarían en colecciones privadas y museos, indica el arqueólogo.
La historia dio un giro cuando el Museo Británico de Londres supo que una familia iraní había puesto a la venta una colección de lozas en Chiasso, en la frontera suizo-italiana. En 1991, el museo envió a su curador John Curtis a adquirir el conjunto.
Éste se dio cuenta de que las lozas procedían de ese lugar de Azerbaiyán Occidental y recomendó al Museo Británico y a otros museos europeos no comprarlos, porque era una colección única que no debía ser dividida y que tenía que devolverse a su país de origen
, cuenta Hassanzadeh. El propietario iraní de las piezas opinaba distinto y no quería devolverlas.
“En 2008, la policía suiza requisó los objetos. El caso fue a los tribunales. El arqueólogo francés Remy Boucharlat, que dirigió las excavaciones en Irán, confirmó que la ‘colección tiene una identidad’”, declaró el museo de Teherán.
El procedimiento legal se alargó más de una década, salpicado por presiones diplomáticas de Irán y una querella del Museo Nacional en 2015, pero finalmente, el 20 de diciembre de 2020, la colección nos fue devuelta
, dijo Jebrael Nokandeh, curador de la pinacoteca de Teherán.
Otra saga jurídica concluyó en octubre de 2019 cuando el museo abrió una exhibición de 300 tablillas de arcilla con escrituras cuneiformes recuperadas desde Estados Unidos. Otras piezas ya han sido repatriadas sin tantas complicaciones.
Nokandeh, que también es arqueólogo, explicó que un descendiente de un ciudadano francés que vivió en Irán durante la Segunda Guerra Mundial le dijo el año pasado en París a un asesor cultural iraní que tenía una colección de antigüedades iraníes
.
Las 29 piezas, fechadas desde la Edad de Bronce hasta el periodo islámico, están ahora expuestas en el museo, que continúa su pelea por recuperar artefactos perdidos o robados de la rica historia del país.
Estamos ahora en conversaciones con Estados Unidos y con Australia para recuperar objetos
, dijo Nokandeh.