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Música de la UNAM dedica un curso en línea al compositor ruso Piotr Ilich Chaikovski

Imparte el crítico Roberto Ruiz // Dedicó la primera sesión a las oberturas del artista, sobre todo a la 1812, que nos ubica en el terreno de la compasión, dijo

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▲ Obra realizada por el litógrafo francés Auguste Raffet (1804-1860) que alude a la invasión napoleónica en Rusia, tomada de la Histoire de Napoléon, escrita por Jacques Marquet de Montbreton de Norvins, publicada en 1839.Foto Wikimedia Commons
 
Periódico La Jornada
Lunes 28 de marzo de 2022, p. 6

La Obertura 1812, de Piotr Ilich Chaikovski, permite situarnos en el terreno de la compasión, opinó el crítico musical Roberto Ruiz Guadalajara, pues la obra del compositor ruso es un homenaje a los caídos durante la invasión francesa, incursión en la que murieron medio millón de personas.

Esta pieza orquestal permite imaginar el terror ante la invasión del ejército más grande del mundo, así como la devastación cuando tuvieron que abandonar Moscú en llamas. Al final, entre el estruendo de los cañones y las campanas al vuelo expresa el regocijo del pueblo ruso al ver que el conquistador huía.

A veces se nos olvida lo doloroso que puede ser para ciertos pueblos tener que pasar por estas pruebas. En la actualidad estamos viviendo una época de gran tensión, apuntó el catedrático y pianista, quien imparte un curso en línea que la dirección de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dedica al músico ruso, el cual se transmite por redes sociales y queda en el archivo del canal de YouTube Cultura en Línea de la UNAM.

Chaikovski, quien nació en 1840 y murió a los 53 años en 1892, conoció la adversidad y el rechazo de la sociedad de su tiempo. Su música se encuentra en la lista de cancelaciones artísticas en el contexto de la guerra en Ucrania. Lo que algunos han comenzado a llamar la rusofobia se ha extendido incluso al escritor Fiódor Dostoyevski. La Orquesta Filarmónica de Cardiff, en el Reino Unido, canceló, a inicios de marzo, un concierto en el que se había programado interpretar la Obertura 1812, “uno de los grandes hits” de quien es famoso por sus ballets El lago de los cisnes, El cascanueces y La bella durmiente.

Una vida vigente por su complejidad

La primera sesión del curso Chaikovski: el espejo de su música se centró en las oberturas que escribió el músico. Con grabaciones de conciertos de la Orquesta Filarmónica de la UNAM se fue mostrando lo descrito. Es un compositor cuya vida está muy vigente en una época como la que estamos atravesando, tan complicada, diversa y llena de cambios. Y se le dedican seis sesiones que concluirán el 27 de abril. Cada miércoles se abordan anécdotas, se escucha música y se hace análisis de la música de concierto, ballets y seis sinfonías.

La Obertura 1812, de unos 15 minutos de duración, se estrenó en 1882 en una carpa cerca de la catedral de Cristo Salvador en Moscú. No es lineal, no hay personajes, sino conceptos. Aunque es muy famosa, pero muy poco comprendida, en ella se funden el fervor religioso, la angustia, el temor, el valor, la añoranza, el triunfo, muchas emociones muy profundas y complejas”.

En la pieza se representan los momentos más cruciales del acontecimiento histórico, ocurrido 70 años antes, cuando Napoleón Bonaparte traspasó las fronteras con su ejército. Chelos y violas reviven el momento del anuncio del inicio de la guerra con el himno de la iglesia ortodoxa, está el lamento del oboe, la entrada de la armada francesa, la violenta confrontación en el contraste de La Marsellesa y los cañones. Y al final: El milagro se había dado, Rusia se había salvado, luego de la penosa y catastrófica salida del ejército invasor.

La pieza hace referencia a la Batalla de Borodinó, en la que las fuerzas armadas se enfrentaron directamente. La victoria fue pírrica para Napoleón y un punto de quiebre en sus aspiraciones, explicó Ruiz Guadalajara. En sólo un día perdieron la vida 70 mil combatientes. Y recordó que León Tolstoi describió la escena, con los soldados de ambos países cansados y hambrientos, se preguntaban si les ordenarían seguir matándose. En todos los rostros se veía la vacilación y en cada alma surgía esta pregunta: ¿por qué debo matar y dejarme matar? Matar a quien queráis, haced lo que os antoje, pero yo no quiero seguir.

La idea de escribir esta pieza fue sugerida por Nikolái Rubinstein, amigo y mentor de Chaikovski, con motivo del 25 aniversario de la coronación del zar Alejandro II, a celebrarse en 1881, y la próxima conclusión de la catedral de Cristo Salvador, que dedicó en homenaje a los caídos durante la invasión francesa en 1812, edificación que mandó hacer el zar Alejandro I para expresar gratitud a la providencia divina por salvar a Rusia del desastre que se cernía sobre ella.

Imaginen el terror que experimentaron los rusos, cuando, desde el púlpito en las iglesias, se les anunció que el más grande ejército en el mundo, la armada napoleónica con más de 500 mil soldados, estaba penetrando el terreno de la patria. Una campaña que duró poco menos de seis meses y en la que se estima murieron más de medio millón de hombres por ambos bandos.

Recordó que hoy, a orillas del río Moscova, está la iglesia ortodoxa de diseño neobizantino. Pero no es la original, ya que en 1931 fue dinamitada por órdenes de Stalin con la idea de construir ahí el Palacio de los soviets, que nunca se materializó; el hueco de los cimientos sirvió para construir una alberca. En los años 90 se erigió en el mismo sitio una copia de la magnífica catedral zarista, basándose en los vestigios y dibujos que se tenían.

Sus muros blancos y cúpulas doradas son un recordatorio que hoy prevalece, un monumento a quienes han sufrido por la destrucción de la guerra.