amentando la muerte de mi amigo el doctor Gustavo Esteva, conocido por su trabajo social, he pasado esta semana recordando su trabajo ejemplar, ayudando e instruyendo a la población pobre de Oaxaca e impartiendo clases a estudiantes de posgrado de algunas de las mas prestigiadas universidades en Estados Unidos, a quienes les instruía en su propia casa de Oaxaca, con la finalidad de contar con recursos para apoyar a los grupos de campesinos oaxaqueños que cada año viajan a ese país para incrementar sus ingresos trabajando en actividades agrícolas.
A finales de julio del año pasado se realizó una consulta nacional para conocer la opinión de los ciudadanos mexicanos en torno a la necesidad y conveniencia de juzgar y, en su caso, encarcelar a los presidentes de los cinco gobiernos anteriores por las diversas fechorías cometidas cuando ocupaban el cargo. Más de 80 por ciento de la población votó en ese sentido y si bien la participación total fue de 40 por ciento de los ciudadanos, ello se debió a que el número de casillas instalado fue reducido, menos de la mitad del empleado en los procesos electorales de 2018; el costo de esa consulta fue millonario y el resultado hasta ahora ha sido nulo. Este hecho no ha sido olvidado y para un alto porcentaje de la población lo ocurrido hasta hoy ha sido sólo una burla. De todos estos delincuentes, dedico este artículo a Felipe Calderón, por su cinismo desmedido, al grado de pretender regresar al poder a través de su esposa, a quien seguramente habría tenido como su títere en el remoto caso de que ella hubiese triunfado en las últimas elecciones.
¿Cuál es la razón que tiene el actual fiscal de la nación e investigador distinguido para no solicitar el enjuiciamiento y encarcelamiento por los crímenes y fechorías cometidas por este individuo? Creo que para mí, al igual que para la mayoría de los mexicanos, es necesario que este hombre que se hizo del poder de manera espuria, sirva de ejemplo para que jamás nuestro país viva nuevamente la experiencia de ser gobernado por un criminal, tan corrupto como borracho y cínico. Considerando que el presidente López Obrador se comprometió en su última campaña por la Presidencia, a limpiar las escaleras de arriba para abajo
dándonos con ello una lección sobre lo que México necesitaba, y a la vez indicándonos la necesidad de erradicar la corrupción y podredumbre de quienes han puesto las riquezas del país en manos de empresas extranjeras, que seguramente les ofrecieron una parte del botín del que lograron hacerse.
En el caso de Felipe Calderón, sus faltas no quedaron allí; la supuesta guerra contra el crimen organizado cobró muchos miles de vidas de ciudadanos y ciudadanas mexicanas, entre ellos de menores de edad, muertos por las armas que él dejó pasar para que fueran entregadas a las principales bandas criminales, lo cual constituyó un crimen de traición a la patria.
En tiempos recientes, cuando colaboradores suyos y muy cercanos a él han sido arrestados por elementos policiacos de Estados Unidos, para ser juzgados y castigados en esa nación, su única respuesta ha sido que el no sabía nada de esos asuntos
. El nivel de vida de este ex presidente, luego de dejar el poder, sólo puede ser explicado, como producto de cuantiosos montos de dinero que le entregaron sus colaboradores, a los que al parecer nunca preguntó de dónde provenían.
Pero no sólo se trata de Felipe Calderón, igual son necesarias las capturas y enjuiciamiento de los cinco ex presidentes, junto con sus principales cómplices, no únicamente porque la mayoría del pueblo mexicano así lo exige, sino basándose en el simple cumplimiento de las leyes que indican que si un presidente no respeta la Constitución o no la aplica para castigar a sus colaboradores cuando éstos utilizan sus puestos para medrar y cometer actos contrarios a los intereses nacionales, debe ser castigado por las leyes vigentes.
Hoy sabemos con seguridad que Enrique Peña Nieto no ganó las elecciones de 2012, sino que simplemente las compró con los millones de pesos de contribuciones oscuras provenientes de gobernadores corruptos, como Javier Duarte, de Veracruz; César Duarte Jáquez, de Chihuahua, y Guillermo Padrés, de Sonora, ademas de su capital, obtenido antes con el desvío de fondos del gobierno de estado de México durante su mandato en esa entidad. Como era de esperarse, los seis años de su gobierno se caracterizaron por el derroche de recursos por parte del presidente y de sus colaboradores más cercanos, mientras la mayor parte de la población sufría pobreza, siendo esta historia bien conocida por la población de todo el país.
¿Cuánto tiempo más habremos de esperar para que la Fiscalía de la nación documente los delitos cometidos por ellos y por sus principales colaboradores y solicite su detención y enjuiciamiento? No hacerlo, pone al mismo Presidente en entredicho, de que su gobierno ha sido selectivo, como en el caso de Rosario Robles.
* Director del Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa