Martes 22 de marzo de 2022, p. 28
Mazatlán, Sin., Los pobladores de Choix, Mocorito, Sinaloa de Leyva y San Ignacio comienzan a resentir el desabasto de agua, por lo que las autoridades municipales pidieron el apoyo del gobierno del estado que, en respuesta, anunció la propuesta de un plan emergente por sequía.
Francisco López Cervantes, vocal ejecutivo de la Comisión Estatal de Agua Potable y Alcantarillado, dio a conocer que el pronóstico de lluvias para este 2022 no es alentador, por lo que en una primera etapa se invertirán 31 millones de pesos para atender a unas 234 comunidades.
Detalló que serán 40 pipas las que se distribuirán cada mes en los 11 municipios que anualmente padecen problemas de escasez del líquido.
El gobernador morenista Rubén Rocha Moya anticipó que como medida preventiva se realizará bombardeo de nubes con yoduro de plata para estimular las lluvias.
El mandatario señaló que para ello se utilizarán varios aviones del gobierno federal, aunque no específico cuántos; también, dijo, se haría uso de una aeronave de Sonora y otra de Sinaloa.
Indicó que esta acción ayudará a reducir los impactos en los procesos de riego y cosecha que realizan los agricultores.
Hilda Escobedo, directora administrativa de agua de Cuenca Pacífico Norte de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), durante su participación en el foro Retos de la Seguridad Hídrica Urbana, realizado en diciembre de 2021, precisó que el estado cuenta con 14 acuíferos con recarga media anual de 2 mil 507 millones de metros cúbicos, de los cuales ocho se encuentran sobrexplotados, y en la mayoría de los restantes la calidad del agua no es apta para el consumo humano o uso en agricultura.
Según un monitoreo realizado por Conagua, al 15 de junio del año pasado 71 por ciento de la entidad presentaba sequía extrema, mientras 29 por ciento se encontraba en sequía severa.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua y la Conagua se prevé que, debido al cambio climático, en los próximos 18 años la temperatura máxima en el sur de Sinaloa se incrementará en 1.8 grados Celsius y la precipitación pluvial se reducirá en al menos 10 por ciento.