La Presidencia de la República difundió ayer la carta que Andrés Manuel López Obrador envió en octubre de 2020 a su homólogo de Austria, Alexander van der Bellen, en la que, por conducto de su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, solicita en préstamo el penacho de Moctezuma durante un plazo no mayor a un año.

En la misiva, el presidente de México señaló que de concretarse esa petición sería un momento estelar en nuestra historia común, y añadió: “Hago el compromiso como gobernante de devolverlo, si ustedes no desean donarlo a la República Mexicana, en un plazo no mayor a un año, con todas las seguridades y fundamentos jurídicos que nos requieran. Lo anterior, desde luego, implica la contratación de los mejores especialistas en materia de conservación y traslado de objetos históricos.

A cambio, el gobierno de México está dispuesto a ofrecer al pueblo de Austria y a su gobierno, para exhibir en su país, una amplia colección de piezas que anexo a este escrito, cuyo origen se remonta a la época del llamado Segundo Imperio Mexicano (1863-1867).

En su conferencia matutina del miércoles, López Obrador reveló que el encuentro que sostuvo su esposa con el presidente austriaco para entregar ese mensaje fue muy desagradable, porque Van der Bellen no tenía mucho conocimiento. Estaba rodeado de hombres y sobre todo una señora, que se sienten los dueños del penacho, se sienten ellas las dueñas del penacho, y apenas se estaba tratando el tema y ya estaban diciendo que no.

En la carta fechada el 2 de octubre de 2020, el mandatario mexicano reconoce que es complicada la misión de mi esposa, porque no somos ingenuos. Es sabido que ni el propio Maximiliano de Habsburgo logró que el penacho de Moctezuma retornara a México. Sin embargo, los que luchamos por la transformación de nuestros países nunca dejamos de soñar, somos idealistas y utópicos: esa es la esencia de nuestra vida (...) Ojalá Austria y México se unan más; estrechen más sus relaciones con motivo de las conmemoraciones de 2021. Usted y su pueblo siempre serán invitados distinguidos.

La visita de Gutiérrez Müller a Austria se dio días antes de la inauguración de la magna exposición Aztecas, en el Museo Etnográfico de Viena, recinto que resguarda el penacho.

Esa muestra presentó, del 15 de octubre de 2020 al 22 de junio de 2021, más de 200 objetos, algunos préstamos de museos mexicanos y europeos.

Como parte de la exhibición, el recinto dio a conocer la información que posee acerca de la también llamada corona del tlatoani mexica: En 1596, un año después de la muerte del archiduque Fernando II, se confeccionó un inventario de las colecciones de la armería, así como de la Cámara de Arte y Curiosidades que hay en el castillo-palacio de Ambras, en Innsbruck.

Auténtico icono del recinto vienés

“Los objetos de plumas indígenas provenientes del actual México que hay relacionados en dicho inventario son de especial importancia para el Museo Etnográfico y forman parte de su colección desde entonces. El objeto más destacado es el famoso penacho del México antiguo con cientos de largas plumas de quetzal y más de mil plaquitas de oro. Este penacho data de 1515 y es el único en su género que se ha conservado. Actualmente, es un auténtico icono del museo vienés.

“En 1880 pasó de ser propiedad de la familia Habsburgo a formar parte del Museo de Historia Natural, del que se escindió el departamento antropológico y etnográfico en 1928, creándose el Museo de Etnología, presentándose actualmente el penacho en un lugar de honor en el Museo Etnográfico. En el libro del inventario de Ambras se registró como ‘tocado morisco de largas y bellas plumas resplandecientes; verdes y doradas’, el valioso objeto se tipificó en el siglo XVII como indígena y a partir del siglo XIX como mexicano.”

El museo añade en su página de Internet: Desde la década de 1990, México intenta recuperar este objeto único, habiéndose manifestado finalmente el deseo de un préstamo temporal del penacho a la Ciudad de México. Este deseo se plasmó en 2010 en un convenio entre el Instituto Nacional de Antropología e Historia y la KHM-Asociación de Museos, a la que pertenece el Museo Etnográfico de Viena desde 2001, para la creación de una comisión binacional multidisciplinar que debía realizar una valoración de este objeto único (...) Estas investigaciones han dado un resultado negativo; es decir, se desaconseja totalmente el transporte del objeto, ya que, de acuerdo con la situación técnica actual, no es posible transportarlo ni por tierra, ni por mar, ni por aire.

De arte plumario, el museo austriaco también posee dos escudos chimalli, uno con la figura de un coyote o lobo, y otro decorado con piedras de turquesa, así como un abanico y una mitra sacerdotal con aplicaciones de plumas. En el acervo del Museo Etnográfico de Viena también hay varias piezas arqueológicas de culturas mesoamericanas que se desarrollaron en México y el códice Becker I, que proviene de Oaxaca y forma parte del Códice Colombino que se encuentra bajo resguardo en la bóveda de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, en la Ciudad de México.