Un grupo de estudiantes y profesores del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) se reunió ayer con senadores de diversos partidos políticos, a quienes expusieron su pliego petitorio, en especial la demanda de que se otorgue autonomía plena a dicha casa de estudios y se promueva la salida de su director, José Antonio Romero Tellaeche.

Ayer, alumnos del CIDE participaron en una marcha de la Glorieta de Insurgentes al Senado de la República, acompañados por estudiantes de otras instituciones de educación superior, como las universidades de Guadalajara y De las Américas-Puebla, quienes expusieron los agravios que viven en sus propios centros de estudios.

En medio de consignas como más ciencia, menos obediencia, y si se niegan a escuchar, esto nunca va a acabar, los participantes de la caminata arribaron a la sede legislativa alrededor de mediodía y bloquearon Paseo de la Reforma en sentido oriente-poniente.

Personal del Senado les comunicó que la presidenta de la Comisión de Educación, la morenista Antara Guadalupe Vázquez Alatorre, recibiría a una comisión, por lo que siete alumnos, profesores y trabajadores del CIDE entraron al recinto.

Más de dos horas después, los delegados salieron e informaron que la reunión había sido provechosa, pues dialogaron con unos 20 legisladores de diversos partidos, a quienes expusieron su pliego petitorio y solicitaron que los ayuden para que el gobierno de la Ciudad de México o las secretarías de Gobernación y de Educación Pública acepten imediar en el conflicto.

Luego de externar su agradecimiento por ser escuchados, los manifestantes subrayaron que una de sus principales demandas es que se dote de autonomía plena al CIDE, pues sólo de esta forma podrá existir libertad de cátedra y de expresión en dicho centro, además de derecho de participación de los alumnos, docentes y trabajadores en su toma de decisiones.

De igual forma, reiteraron que la gran mayoría de la comunidad del CIDE desconoce a Romero Tellaehce como director general porque el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) lo nombró sin someter su designación a votación del consejo directivo de aquel centro de educación superior, lo que ha generado un consenso generalizado en su contra.

Aunque enfatizaron que su exigencia central no es la salida de algún funcionario en especial, porque un director indeseable puede ser sustituido por otro director indeseable, manifestaron que la directora de Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla, ya no es un interlocutor confiable.