Martes 14 de diciembre de 2021, p. 26
La Habana., Cuba consideró ayer, en la víspera de acoger una reunión al más alto nivel de la Alianza de los Pueblos de Nuestra América (Alba), que la Cumbre por la Democracia organizada por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, fue un mero ejercicio demagógico
que no aportó propuestas concretas para enfrentar los problemas más acuciantes del mundo.
La cancillería cubana declaró en su página de Internet: como artificio político, la cumbre sólo sirvió para mostrar el creciente aislamiento, la enajenación y la pérdida de influencia de la nación más poderosa del planeta (Estados Unidos), cuyo gobierno perdió la oportunidad de convocar a un encuentro inclusivo y promotor de la cooperación
.
La cumbre, que reunió a representantes de unos 100 países, recibió fuertes críticas de China y Rusia, que no fueron invitados, al igual que ocho naciones de América Latina, entre ellas Cuba, Nicaragua, Bolivia y Venezuela, que integran la Alba, bloque fundado por los desaparecidos Fidel Castro y Hugo Chávez en 2004, y que celebrará hoy en La Habana su vigésima cumbre.
En su declaración, la cancillería destacó que el único resultado aparente
de la cumbre convocada por Biden fue su “compromiso de destinar 400 millones de dólares a la subversión política de estados soberanos en franca violación del derecho internacional.
Como Cuba ha venido alertando, el gobierno estadunidense protagoniza una campaña peligrosa, dirigida a crear un cisma internacional, a dividir el planeta y a castigar a los países que defienden proyectos progresistas o no aceptan los modelos impuestos por Estados Unidos
, apuntó.
En la cumbre, Biden prometió destinar 424 millones de dólares en apoyo a la libertad de prensa, la celebración de elecciones limpias y campañas anticorrupción.
En Pekín, el ministerio del Exterior señaló que la cumbre quitó a Estados Unidos la máscara de defensor de la democracia
y reveló su verdadero rostro de saboteador de la democracia
.
El portavoz Wang Wenbin subrayó, además, que con el encarcelamiento del fundador de Wikileaks, Julian Assange, en Londres, donde batalla contra un pedido de extradición, Estados Unidos puso en evidencia su doble rasero en materia de libertad de expresión y prensa.