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Huehuenches y chinelos volvieron al centro
 
Periódico La Jornada
Domingo 5 de diciembre de 2021, p. 30

El primer desfile de huehuenches y chinelos que partió de la plaza de Tlaxcoaque al Zócalo se convirtió en un festejo que logró reunir a chicos y grandes, quienes esperaron en la avenida 20 de Noviembre el paso de las comparsas de más de 600 danzantes caracterizados con trajes y sombreros de terciopelo, chaquiras, lentejuelas y cabezas con ojos claros y barbas picudas elaboradas con cola de caballo o de vaca.

De acuerdo con la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de México, 35 mil personas presenciaron el desfile, luego de que los danzantes agrupados en 20 comparsas y 300 músicos permanecieron en la Plaza de la Constitución y posteriormente regresaron a Tlaxcoaque.

Los asistentes aprovecharon para bailar mientras trascurría el desfile encabezado por los chinelos de San Andrés Totoltepec, Tlalpan, Milpa Alta, Tláhuac, Xochimilco, Magdalena Contreras y Gustavo A. Madero; otros grababan con sus teléfonos celulares o tomaban fotografías, y algunos más comían y platicaban, por lo que la sana distancia estuvo ausente en la mayor parte del festejo.

La secretaria de Cultura, Vannesa Bohórquez, dijo que el propósito es que en diciembre de cada año se convierta en el segundo gran desfile después del de Día de Muertos, a fin de regresar al primer cuadro de la capital una de las expresiones culturales más contestarias durante la colonia, que en el siglo XVI fue prohibida y expulsada a las zonas rurales de la ciudad.

Recordó que los huehuenches y chinelos surgieron en el periodo colonial, cuando llegan los carnavales, por lo que se opusieron con imágenes y atuendos no propios de nosotros. Las barbas, los sombreros, el terciopelo, el tipo de alhajas y los ojos claros son una burla, una crítica, una sátira.

Joaquín Juárez, residente de San Andrés Totoltepec, quien confeccionó y cargó sobre sus hombros una estructura metálica de 25 kilos, un vestido morado de más de 2.5 metros, una cabeza gigante con sombrero y brazos largos, dijo que participar en el desfile es muy bonito porque jamás nos habían volteado a ver. Son tradiciones de los pueblos originarios.