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Washington. Jacob Chansley, cuyo gorro de piel con cuernos, pecho descubierto y rostro pintado lo convirtieron en uno de los participantes más reconocibles en el asalto al Capitolio el pasado 6 de enero, fue sentenciado ayer a 41 meses de prisión. Chansley, quien se declaró culpable de obstruir un procedimiento oficial, fue uno de los primeros asaltantes en ingresar al edificio. Reconoció que usó un megáfono para arengar a la muchedumbre, dar gracias en una oración cuando estaba en el Senado por tener la oportunidad de deshacerse de traidores
y escribir una nota amenazante al vicepresidente Mike Pence en la cual advirtió: ¡La justicia llegará!
Chansley se llamó a sí mismo QAnon Shaman, pero ahora ha rechazado al movimiento QAnon, que se centra en la falsa premisa de que el entonces presidente Donald Trump combatía una conspiración de caníbales traficantes de niños y adoradores de Satanás. Antes de ser sentenciado, Chansley dijo al juez federal Royce Lamberth que estuvo mal ingresar al Capitolio y que aceptaba la responsabilidad de sus actos. Subrayó que no era un insurrecto y que le perturba la forma en que fue descrito en las noticias. Chansley es uno de 650 acusados por el asalto que forzó a los legisladores a ocultarse cuando se reunían para certificar la victoria del presidente Joe Biden en el Colegio Electoral.