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Desde otras ciudades

La bulliciosa pero provinciana Huelva se engalana para la muestra de cine iberoamericano

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▲ Uno de los paseos peatonales en Huelva, ciudad que albergará la edición 47 del Festival de Cine Iberoamericano que empezó el pasado viernes.Foto Alia Lira Hartmann
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a pequeña ciudad de Huelva, en el suroeste de Europa, en España, en la provincia de Andalucía, se viste de gala para proyectar lo mejor del cine Iberoamericano desde hace casi medio siglo.

El séptimo arte en español tiene en Huelva una incomparable plataforma de difusión del talento de cineastas ya consolidados y emergentes, sin dejar atrás el compromiso con su región, que fomenta el quehacer cinematográfico y el disfrute del cine, incluso en instituciones educativas de la región, con el que apoya la labor didáctica que como arte puede fomentar.

Los carteles que inundan la ciudad alrededor del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva atestiguan que la ciudad está de fiesta, orgullosa de ser sede de la primera muestra de cine Iberoamericano en el viejo continente y el más antiguo en Europa.

Huelva es la capital de la provincia del mismo nombre con una población de alrededor de 135 mil habitantes. Su aire provincial es si acaso su mayor atractivo. Se encuentra asentada en una península que forman dos ríos, el Tinto y el Odiel. Dentro de la provincia, la capital se halla en la línea de la costa, se encuentra a 620 kilómetros de Madrid y a cerca de 100 de Sevilla, la capital de Andalucía.

La calidez de los habitantes de Huelva se respira al recorrer sus calles, esa que parece proyectarse por el clima mediterráneo del que goza esta región del sur de España. Habitantes sudamericanos que han emigrado la describen como una ciudad en la que llegan con facilidad a sentirse reconfortados ante la lejanía territorial de sus países de origen, al encontrar aquí consuelo con una familia de elección que se sabe son los amigos.

Para el visitante es una placentera experiencia recorrer sus interminables zonas peatonales, de calles empedradas en donde cafés y restaurantes ofrecen sus servicios al aire libre y uno tras otro parecen competir en cuanto al nivel de decibeles que el bullicio de los comensales provoca.

Huelva es una ciudad llena de vida desde las primeras horas de la mañana, cuando empiezan a congregarse los clientes en alguno de los locales, ya sea para desayunar o tomarse un café; vendrá la hora de la comida, brindar con una copa durante la tarde y al caer la noche la cena, que da comienzo alrededor de las 10 y se prolonga hasta mas allá de la media noche. Huelva duerme tarde, muy tarde, y esto le imprime un carácter especial y acogedor al cual resulta difícil resistirse por más que las obligaciones laborales apremien a someterse a la tortura de un reloj despertador a las primeras horas de la mañana.

La ciudad cuenta también con innumerables jardines y al alzar la vista los balcones y fachadas con bellos azulejos ensalzan la belleza de sus calles, muchas de ellas circundadas por altísimas palmeras que parecen erguirse en un intento por llegar al azul del cielo que predomina en esta región.

Alia Lira Hartmann, corresponsal