Llaman a observar las señales de alerta
Algunos están emocionados por volver a ver a sus compañeros, pero otros experimentan estrés e incertidumbre
Jueves 2 de septiembre de 2021, p. 10
Aunque la posibilidad de regresar a clases de manera presencial significa emociones y estímulos positivos para muchos menores y sus familias, también ha implicado una sensación de estrés, ansiedad e incertidumbre para otros, por lo que es necesario que los padres estén atentos a las posibles señales de alerta y dialoguen con sus hijos para atenuar sus afectaciones.
Así lo indicaron las participantes en un conversatorio virtual organizado ayer por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quienes señalaron que cada familia debe decidir libremente si sus pequeños regresan a clases presenciales, de acuerdo con sus condiciones económicas y emocionales.
María Teresa Monjarás, experta en estrés cotidiano y técnicas de afrontamiento en niños y adolescentes, afirmó que tras el cierre de las escuelas por la emergencia sanitaria –y las afectaciones mentales, sociales y físicas que trajo consigo–, el regreso a las aulas puede generar en los menores una sensación emocionante de rencuentro con sus compañeros, pero también pensamientos de miedo e incertidumbre por un posible contagio.
Ante ello, la experta recomendó que los padres y madres estén atentos a las necesidades de sus hijos, dar explicaciones breves y claras sobre la pandemia y preparar a los pequeños para la separación que implica regresar a clases presenciales, además de aprovechar
la oportunidad para crear estrategias positivas de afrontamiento del estrés.
Laura Hernández Trejo, especialista en sicopatología infantil y juvenil, coincidió en que volver a las aulas puede hacer que los alumnos se sientan ansiosos o abrumados, por lo cual es necesario abrir espacios de diálogo con los niños sobre sus sentimientos y hacerles saber que no está mal no sentirse siempre bien.
De igual manera, consideró que la decisión de enviar a los infantes a clases depende mucho de las condiciones de cada familia, pues mientras algunas estiman que el proceso educativo de los pequeños debe continuar de forma presencial para evitar mayores retrasos, otras deciden priorizar la salud y continuar con la modalidad a distancia a fin de evitar posibles contagios.