Toman control de pasos fronterizos claves
Los insurgentes matan al jefe del servicio de comunicación del gobierno
Sábado 7 de agosto de 2021, p. 20
Kabul. Los talibanes se apoderaron el viernes de la ciudad afgana de Zaranj (suroeste), en la frontera con Irán, la primera capital de provincia que cae en manos insurgentes desde que comenzó su ofensiva en mayo, aseguró una responsable local. Además, los talibanes mataron al jefe del servicio de comunicación del gobierno afgano, Dawa Khan Menapal, cerca de una mezquita de esta capital, tras el rezo y días después de amenazar con operaciones contra altos cargos en respuesta a la intensificación de los bombardeos.
Puedo confirmar que hoy (viernes) a mediodía, la ciudad de Zaranj, capital de la provincia de Nimroz, cayó en manos de los talibanes. Tomaron el control de la oficina del gobernador, de la sede de la policía y de la prisión
indicó Roh Gul Khairzad, vicegobernadora de la provincia.
“No hay funcionarios de seguridad allí y los talibanes tomaron la ciudad sin ninguna resistencia (...) Ésta estaba amenazada desde hace mucho tiempo, pero nadie en el gobierno central nos escuchó”, aseveró.
Los talibanes ya se habían apoderado de varios pasos fronterizos claves con Irán, Tayikistán, Turkmenistán y Pakistán, una fuente vital de ingresos por derechos de aduana.
Los insurgentes se han hecho con el control de extensas franjas de territorio rural en los pasados tres meses, en una ofensiva relámpago lanzada a medida que las fuerzas internacionales empezaron su retirada, que debe concluir el 31 de agosto.
El asesinato de Menapal, una de las principales voces del gobierno, se produce después de otro día de intensos combates en Afganistán y horas antes de que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se reúna en Nueva York para abordar este conflicto.
Los talibanes reivindicaron el asesinato. Su portavoz, Zabihullah Mujahid, indicó en un mensaje a los medios que fue asesinado en un ataque especial llevado a cabo por los mujahidines
.
El miércoles, los insurgentes habían prometido llevar a cabo nuevas operaciones de represalia
contra altos funcionarios del gobierno tras haber atacado la residencia del ministro de Defensa, el general Bismillah Mohammadi. El ministro salió ileso, pero ocho personas murieron.