Teherán. El presidente electo Ebrahim Raisi pidió ayer negociaciones fructíferas sobre el programa nuclear de Irán, siempre y cuando beneficie los intereses nacionales, al exigir que Estados Unidos levante todas las sanciones injustas impuestas a Teherán, y que Europa se adhiera a sus compromisos estipulados en el acuerdo de 2015.

En su primera conferencia de prensa desde su elección, el viernes pasado, Raisi advirtió que Irán no permitirá negociaciones por el simple placer de hacerlo. El diálogo debe producir resultados para la nación iraní con la finalidad de reactivar el acuerdo nuclear.

Raisi, quien obtuvo cerca de 62 por ciento de votos, asumirá la presidencia de Irán en agosto, pero tiene prerrogativas limitadas, pues en la república islámica lo esencial del poder está en manos del ayatola Alí Jamenei, pues es el guía supremo quien tiene la última palabra en temas centrales y el nuclear es uno de ellos.

El predecesor de Raisi, el reformista Hassan Rouhani optó por favorecer el acuerdo de 2015.

El futuro presidente respondió no a un medio ruso que le preguntó si tenía la intención de reunirse con el presidente estadunidense, Joe Biden, en caso de que las negociaciones permitieran aliviar las sanciones de Washington contra su país.

Al preguntarle por las demandas de Estados Unidos acerca de incluir otros temas en un acuerdo más amplio, Raisi aseguró que el programa de misiles balísticos iraní y su influencia regional no serán negociables.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, indicó que en la actualidad no hay planes para que Biden se reúna con los líderes iraníes recién electos, mientras el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, dio a conocer que Estados Unidos e Irán reanudarán conversaciones en Viena en los próximos días con el objetivo de reactivar el acuerdo nuclear.

Las negociaciones entre Irán y Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania comenzaron en abril pasado en Viena con la finalidad de encontrar un mecanismo que permita a Estados Unidos regresar al acuerdo, que abandonó en 2018 durante la administración del republicano Donald Trump, y a Teherán volver a cumplir con sus compromisos.