ara conocer las desigualdades territoriales, desde 1993 la secretaría general del Consejo Nacional de Población (Conapo) realiza un ejercicio que permite construir el Índice de marginación con base en los resultados censales, una medida que permite identificar las zonas y regiones con más carencias dentro del país. Este índice resume y permite diferenciar los estados y municipios del país según el impacto global de las carencias que padece la población como resultado de la falta de acceso a la educación, la residencia en viviendas inadecuadas, la percepción de ingresos monetarios insuficientes y las relacionadas con la residencia en localidades pequeñas.
Hoy ese índice se ha convertido en una de las principales herramientas analíticas y operativas para la definición y focalización de políticas públicas enfocadas al abatimiento de las carencias socioeconómicas de la población mexicana.
A casi 30 años de este primer ejercicio, Conapo pone a disposición de la población mexicana el nuevo Índice de marginación por entidad federativa y municipio 2020. Los investigadores Rodrigo Jiménez, Raúl Romo, Diana Villasana, Eric Barrón e Israel Benítez prepararon el índice con los resultados del Censo de Población y Vivienda 2020 que genera el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Toda vez que el Conapo ha podido estimar este índice para 1990, 1995, 2000, 2005, 2010 y 2015, que se utilizan las mismas bases conceptuales sobre marginación, y que esta vez se emplea una técnica estadística más robusta para su estimación, los resultados actuales pueden compararse de manera directa a lo largo del tiempo y entre las unidades geográficas.
La estimación del índice de marginación por entidad federativa señala que actualmente Guerrero, Chiapas y Oaxaca son las entidades con grado de marginación muy alto. En estos tres estados vive 10.5 por ciento de la población nacional, con poco más de 13.2 millones de personas. En contraste, cinco entidades presentan muy baja marginación: Nuevo León, Ciudad de México, Coahuila, Aguascalientes y Jalisco, donde residen casi 28 millones de personas, 22.2 por ciento de la población nacional. En los últimos 10 años las entidades federativas han mejorado; sin embargo, las brechas territoriales no se han reducido, Guerrero continúa siendo el estado con la peor situación de marginación.
En el ámbito municipal, la estimación del índice de marginación muestra que prácticamente uno de cada tres municipios del país presenta alta y muy alta marginación, donde se asientan más de 11.4 millones de personas, población que representa 9.1 por ciento del total nacional. Los municipios con las peores condiciones sociales y económicas son: Batopilas de Manuel Gómez Morín (Chihuahua), Mezquital (Durango), Del Nayar (Nayarit), Mezquitic (Jalisco), Cochoapa el Grande (Guerrero), Sitalá (Chiapas), Carichí (Chihuahua), Urique (Chihuahua), Balleza (Chihuahua) y Chalchihuitán (Chiapas).
Casi la mitad de los municipios mexicanos (48 por ciento) muestra muy bajo y bajo grado de marginación, lugares donde habitan 105.2 millones de personas, poco más de 83 por ciento de la población del país. Los 10 municipios con las mejores condiciones socioeconómicas se ubican en el centro y norte del país, siendo la alcaldía Benito Juárez de la Ciudad de México la mejor posicionada, seguida por San Pedro Garza García (Nuevo León), San Nicolás de los Garza (Nuevo León), Cuauhtémoc (Ciudad de México), Apodaca (Nuevo León), Miguel Hidalgo (Ciudad de México), Chihuahua (Chihuahua), Coacalco de Berriozábal (estado de México), Corregidora (Querétaro) y Coyoacán (Ciudad de México).
Es muy certero que la política pública actual esté centrada en la extensión de los derechos humanos para todos, así como en mejorar las condiciones de las personas que viven en territorios de mayor marginación. México es particularmente vulnerable a los efectos de la crisis sanitaria por Covid-19, pandemia que amenaza con hacer retroceder en el ámbito mundial y nacional muchos de los avances que se venían alcanzado en ciertos aspectos del desarrollo humano. Resulta muy doloroso aceptar que por primera vez en 30 años se espera un retroceso en materia de desarrollo humano, no sólo en México, sino en el mundo entero.