El Gobierno de la Ciudad de México reportó al cierre de marzo desendeudamiento de 1.7 por ciento con respecto a 2019, a pesar de la caída en los ingresos como consecuencia de la emergencia sanitaria de 7.7 por ciento el año pasado, respecto del ejercicio anterior, y de 3.8 por sobre lo programado en el primer trimestre de este año.

La Secretaría de Administración y Finanzas informó que al concluir el primer periodo del año el monto de la deuda se situó en 88 mil 803.7 millones, tras pagar amortizaciones por mil 563.2 millones y no efectuar ninguna colocación de crédito.

Este año la ciudad obtuvo un techo de endeudamiento por 4 mil 500 millones de pesos destinados a financiar el tramo Mixcoac-Observatorio de la línea 12 del Metro, el Tren Interurbano Toluca-valle de México, el trolebús elevado por Eje 8 Sur y las rutas del Cablebús 1, Cuautepec-Indios Verdes, y la 2, sierra de Santa Catarina-Constitución de 1917, incluida la adquisición de terrenos y derechos.

El informe advierte que hacia 2026 el promedio de vencimiento anual es de 6 mil 679.9 millones de pesos, pero asegura que no representan una presión para el presupuesto, toda vez que las emisiones cuentan con un mecanismo de reserva de cantidad mínima requerida para el pago de capital, lo cual permite que meses antes de su conclusión se reúnan los recursos necesarios para que en la fecha de liquidación sea cubierto.

En la cuenta pública del ejercicio fiscal 2020, la dependencia informó que a fin de año el monto del débito se había situado en 90 mil 367 millones de pesos, lo que significó un endeudamiento de sólo 0.4 por ciento con relación a 2019.

Pese a la caída de ingresos, de los 4 mil millones del techo de deuda autorizado por el Congreso de la Unión, tuvo un neto de 3 mil 860 millones de pesos al concluir el año; los recursos se destinaron al financiamiento de proyectos en materia de movilidad e infraestructura hidráulica y social, además de mantener una estrategia de lograr las mejores condiciones de mercado para evitar el incremento en los costos y diversificar las fuentes y esquemas de financiamiento para minimizar el riesgo y hacer frente a la evolución de los mercados.

El nivel de deuda respecto al tamaño de la economía de la Ciudad de México hace que su financiamiento sea manejable y sostenible.