Buscar a propósito la originalidad en la poesía es una cuestión pretenciosa e inútil, comentó la reconocida poeta uruguaya de 92 años, Ida Vitale, quien ofreció un recital poético como parte del ciclo Constelaciones Literarias, con el que concluyeron el domingo las actividades de la novena Feria Internacional de la Lectura Yucatán (Filey).

La también ensayista, traductora y crítica literaria, compartió una serie de poemas de su autoría dedicados a los buenos recuerdos que tiene de su estancia en la Ciudad de México, así como otros sobre la amistad, el tiempo, las aves, los árboles, la botánica y los gatos, así como a agosto y la lluvia.

Leyó igual versos inspirados en objetos tan cotidianos y sencillos como una taza; incluso, a Montevideo, su ciudad natal, y un homenaje al pintor y dibujante neerlandés Maurits Cornelius Echer, entre otros.

Su obra, una fiesta para cuidar la palabra: Pereda

Tras la lectura de su corto poema Originalidad, la galardonada con el Premio Cervantes 2018, consideró que dicho texto aspira a algo a lo que no hay que aspirar: a la originalidad. Ésta puede o no llegar. Se maneja y se determina sola. Es pretencioso e inútil buscarla, aseguró.

Durante la presentación del recital poético de la maestra Vitale, Carlos Pereda, filósofo uruguayo-mexicano, investigador emérito del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México, explicó que la poesía de Vitale es una especie de fiesta para cuidar la palabra, para darle el sentido y el lugar tiene, pero también es una profunda advertencia de que las palabras a veces son engañosas y dejan de nombrar las cosas.

Las enseñanzas en la poesía de Vitale, agregó Pereda, es que, quien no sabe cuidar de las palabras y cuidarse de las mismas, está condenado a no escuchar nunca más el silencio. Dice además Vitale, que tras un breve error, las palabras se vuelven ornamentales.

Otras de sus enseñanzas, continuó el investigador, es que, “contra la idea de que hay que simplificar, ella complica las cosas. Complicarse en una virtud y no un vicio. Ejemplo de ello es el poema ‘Capítulo’”.

Una tercera dimensión de su obra lírica es la capacidad que tiene de recomenzar. En Ida Vitale hay siempre una capacidad de decir las cosas de otra manera; o sea, una voluntad de recomenzar, de recordarnos que no hay punto final, que todo es posible en la vida. Eso se aprecia desde sus primeros poemas hasta los más recientes e intrincados. La poeta comenzó siendo, aparentemente transparente, pero infinitamente profunda; hoy tiene poemas que están al borde del hermetismo.

Carlos Pereda, concluyó: Ida Vitale no sólo es una poeta mayor, sino es ya, uno de nuestros clásicos.