omo anteriormente comentamos en el artículo ¿Quién defiende al litio?
( La Jornada, 14/2/21), existe una legítima preocupación por la forma irregular, y casi en secreto, en que se dieron concesiones a las empresas extractoras de litio en el país.
La visita de Luis Arce Catacora, presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, a nuestro país, ha puesto en la agenda de prioridades la defensa del litio como patrimonio de los países que cuentan con este recurso natural no renovable. Recordemos que Bolivia es una de las principales naciones en el mundo que cuenta con las mayores reservas de este elemento químico.
Los yacimientos de Sonora también están en los primeros lugares como reservas. Por lo que no estaría mal que los países de América Latina que cuenten con este recurso lograran conformar la organización de países exportadores de litio, aunque ya se sabe de las gestiones que está llevando a cabo la Organización de Países Exportadores de Petróleo, que pretende controlar los asuntos del mineral.
Esta organización petrolera ha dispuesto la sección regional del litio e incluso ya le han dado un nombre. Si los acuerdos se mantienen, se dará a esta nueva posibilidad el título de Organización de Países Productores de Litio
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En el continente americano, Argentina, Bolivia y Chile tienen las mayores reservas del mundo de este químico. Por esa razón, se está avanzando en la conformación de un bloque que controlará la cotización internacional de dicho recurso natural. Se están tomando las medidas para controlar la extracción y la comercialización. De la misma forma que en el caso de los hidrocarburos, cuando se organizaron los países exportadores de petróleo para controlar la especulación y el desequilibrio mundial en la oferta y la demanda.
El caso de Bolivia destaca por el interés especial que el entonces presidente de ese país, Evo Morales Ayma, manifestó desde que el mineral se convirtió en un recurso fuerte, rentable y en una fuente con potencial económico de grandes proporciones.
En el caso de México, ya hemos hablado de las irregularidades que han rodeado a la extracción del litio y que, desde los primeros pasos para su explotación, la transparencia brilló por su ausencia. Se especulaba, pero los gobiernos en turno no parecían poner atención en una industria que, como en la actualidad, despierta gran interés, sobre todo porque, como en sexenios anteriores, las ganancias favorecerían a las empresas extranjeras o a las incipientes empresas mexicanas privadas de entonces.
No es conveniente ni aceptable que se estén concertando, sin un proyecto previo, grandes negocios por parte de las empresas extranjeras con un recurso natural que es, indiscutiblemente, mexicano. No importa si esta fase de investigación e incipiente extracción apenas empieza.
Confunde la información acerca del capital que respalda la investigación y la explotación de la inglesa Bacanora Lithium, de capital australiano, aunque en algunos medios se informa que el capital de esta empresa es de origen canadiense y otros dicen que el capital proviene de otra compañía asiática. Por lo visto, no se tiene claridad de quién es el principal inversionista. Las licitaciones que se concreten tendrán que ser lo más transparentes posible. Sin contratos extraños ni situaciones indescifrables.
Como se sabe, Bacanora Lithium y la empresa china Ganfeng Lithium adquirieron 100 mil hectáreas para la extracción del químico y consiguieron 10 concesiones mineras con las que ya han empezado a comerciar.
Es conocido también que esta empresa inglesa tiene proyectada la extracción de 35 mil toneladas anuales. Si se lleva a cabo esta meta, los ingresos deberán favorecer a la economía mexicana, sin pretexto que valga.
De esta forma, se controlará el saqueo de este recurso tan necesario para los grandes proyectos que tienen como objetivo prescindir, paulatinamente, de la utilización de los hidrocarburos.
La explotación del litio mexicano ya está produciendo ganancias a las empresas que licitaron, con una inversión inicial de 420 millones de dólares y con la creación de mil 200 empleos. Para la próxima etapa, la segunda, invertirán 380 millones de dólares y se crearán mil empleos en la construcción y 490 que trabajarán directamente en la mina.
El presidente Andrés Manuel López Obrador mencionó que aumentará la participación pública en la explotación del mineral. Es importante revisar si se está cumpliendo con el compromiso, para no olvidar que el litio es patrimonio del pueblo mexicano.