stados Unidos realizó el jueves ataques aéreos en un punto de control fronterizo entre Siria e Irak. De acuerdo con el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH, opositor al gobierno de Bashar al Assad), los bombardeos dejaron al menos 17 muertos y destruyeron tres camiones de municiones entre milicias que apoyan a Damasco.
El portavoz del Pentágono, John Kirby, emitió un comunicado en el que reivindica el ataque, informa que fue efectuado por órdenes del presidente Joe Biden, y asegura que esta ofensiva fue autorizada en respuesta a los recientes ataques contra el personal estadunidense y de la coalición en Irak, y a las continuas amenazas a ese personal
, en referencia a la muerte de un contratista civil y las heridas sufridas por un militar estadunidense el 15 de febrero en la ciudad iraquí de Erbil. El ministerio de Relaciones Exteriores sirio calificó los bombardeos como una agresión contra su país, y sostuvo que “constituye un signo de mal augurio sobre las políticas de la nueva administración estadunidense", que amenaza con llevar a una nueva escalada los enfrentamientos en la región.
Ciertamente, la primera acción bélica emprendida por las fuerzas armadas de la superpotencia desde el arribo de Biden a la Casa Blanca, es un pésimo augurio acerca del significado del discurso en el cual aseguró que Estados Unidos está de vuelta
en la arena internacional. Que el letal ataque se produjera apenas un mes después del estreno de la administración demócrata, proyecta sobre el resto de su cuatrienio la sombra del imperialismo que ha caracterizado a la política exterior de la nación que se considera a sí misma defensora excepcional de las libertades y la democracia.
El desprecio por la vida humana, la legalidad internacional, y la soberanía del resto de las naciones queda exhibida desde el momento en que se bombardean instalaciones presuntamente financiadas por Irán en territorio sirio, en represalia por atentados ocurridos en Irak, sin haber presentado ante la Organización de Naciones Unidas prueba alguna de la participación siria o iraní en los ataques contra las fuerzas encabezadas por Washington.
Sólo queda condenar esta enésima agresión estadunidense en Medio Oriente, y hacer votos porque no dé al traste con los frágiles equilibrios en esta región azotada por intervenciones occidentales y conflictos internos.