Óscar Valdez corrió alrededor del cuadrilátero durante unos segundos de euforia. Sólo se escuchaban sus gritos de alegría. Era el nuevo campeón superpluma del Consejo Mundial de Boxeo. Sobre la lona yacía el ex monarca Miguel Berchelt, derrotado e inconsciente.

Yo no sabía que había quedado mal, admite Valdez sobre lo ocurrido la noche del 20 de febrero de 2021 en Las Vegas.

Estaba muy emocionado festejando mi victoria hasta que me di cuenta que mi amigo estaba inconsciente, entonces me preocupé y traté de acercarme, pero no me lo permitieron, dice con cierto tono de culpa.

Berchelt tardó en reaccionar. Cuando despertó fue necesario que lo levantaran casi en vilo para sentarlo en un banquito. Hasta ese momento pudo acercarse Valdez. El vencedor se veía angustiado, embargado por una pena. Se arrodilló ante él y besó uno de los guantes del ex campeón.

Le dije que esperaba verlo en unos días en Hermosillo, comenta Valdez todavía apenado; los dos vivimos ahí y somos amigos. Que allá platicaríamos. Él sólo me decía: mereces la victoria. Disfrútalo.

Apenas el miércoles por la mañana, Valdez pudo ver de nuevo la pelea. Se sorprendió al descubrir que todo era muy distinto a lo que vivió esa noche sobre el cuadrilátero.

Yo pensé que estaba más cerrado el combate, advierte; pero recién veo que no. Me dio mucha tristeza ver así a mi amigo, no se siente bien eso.

Berchelt fue llevado al hospi-tal para una revisión exhaustiva. Después de los estudios clínicos, se descartaron lesiones. Ahora tra-ta de digerir el drama entre amigos.