Todos los boxeadores quieren ser los mejores del mundo. Es una regla para sobrevivir en un oficio rudo, reconoce Erik Terrible Morales, ex campeón mundial en cuatro divisiones, pero los mexicanos tienen algo especial –asegura–, como si fuera una disposición natural.

Somos un pueblo bronco, di-ce el Terrible; por eso gusta tanto en el extranjero cuando dos mexicanos pelean. Todos en este negocio tienen orgullo y quieren ser reconocidos, pero nosotros pareciera que lo traemos en la sangre o que es parte de nuestra historia.

El sábado en Las Vegas, dos mexicanos volverán a protagonizar una cartelera muy esperada. El campeón mundial superpluma, Miguel Berchelt, defenderá su título ante Óscar Valdez, un pleito que anticipan será de lo mejor en 2021.

Cuando Berchelt y Valdez hablan de sus motivaciones, ambos coin-ciden que quieren estar a la altura de quienes les precedieron. Pero sobre todo, aspiran a ser dignos herederos de la trilogía Morales y Barrera.

Nuestra trilogía se convirtió en un clásico, comenta Marco Antonio Barrera, ex monarca de tres categorías, pero yo les aconsejaría a Berchelt y Valdez que no piensen en repetir nuestra historia, que la dejen en el pasado y lo hagan mejor. Me gustaría que los jóvenes ya no digan, quiero ser como Morales-Barrera, sino como Berchelt-Valdez, porque eso hablaría de una evolución, que el boxeo mexicano está vivo.

No sólo es mercadotecnia, reconocen tanto Morales como Barrera, sobre los combates entre mexicanos. Ambos, hoy buenos camaradas, tratan de explicar que había algo más profundo que la simple competencia cuando se enfrentaban. Es más que deportivo, trata de exponer Barrera; “hay algo de cómo entendemos el honor. Yo decía en ese entonces: pue-do perder, porque es parte de la competencia, pero no ante el Terrible. Con quien sea, menos con él”.

El Terrible lo vivía parecido. Hay algo –considera–, como un impulso que hace de un pleito algo más parecido a un ritual.

Es un deporte y existen reglas, pero hay algo más, es como rifarse un tiro por honor. Eso es el boxeo mexicano, un combate con valor, pero también muy sabroso.