Jueves 21 de enero de 2021, p. 6
La recién inaugurada exposición permanente Maestro Zalce, 1908-2003, que reúne su escultura, pintura, grabados y, sobre todo, cerámica en el Museo de Arte Contemporáneo que lleva su nombre (Macaz), en Zacatecas, abrió sus puertas para un recorrido virtual.
En una cápsula de cinco minutos (https://www.youtube.com/watch?v=B7NKKpoHDaU), el director del museo, Vicente Guijosa, se refirió a la reciente remodelación del recinto y a la sala permanente que albergará la obra del maestro Alfredo Zalce, donde el visitante podrá apreciar de manera rotativa la obra del acervo del Macaz y de otras colecciones.
La exposición está integrada por ocho esculturas de bronce, una en piedra, cuatro óleos, dos xilografías,tres grabados y diez cerámicas: ocho platos y dos jarrones. De acuer-do con el Macaz, la muestra cambiará sus piezas cada tres meses.
En algún momento se expondrá parte de los textiles y joyería que el maestro Zalce realizó, comentó Guijosa en su breve presentación. La idea es darle una nueva visión a la obra del artista plástico, la cual se ha exhibido muy poco debido a la fragilidad de la misma y la dificultad para transportarla
.
Mientras tanto, se acordó rescatar el mural Éxodo de la población de la Región del Paricutín (1950), pintado por Alfredo Zalce, Pablo O’Higgins e Ignacio Aguirre en la Escuela Rural de Caltzontzin, Michoacán, así como realizar una exposición en la Casa-Taller Alfre-do Zalce de sus bocetos y libretas.
Beatriz Zalce, periodista e hija del homenajeado, quien participó en una mesa redonda junto con su colega Elvira García y Claudio Méndez, secretario de Cultura de Michoacán, recordó que justo el día 19, hace dos años, el funcionario retomó el espíritu
de la casa-taller de su padre en Morelia para convertirla en un centro cultural. Hizo votos para recuperar la parte de la docencia en la otrora vivienda.
Fue justo allí donde García entrevistó al muralista hace 40 años, para su programa Retrato hablado, transmitido durante una década en Radio UNAM. Luego, la entrevista formó parte del libro Cuando los grandes eran chicos. Señaló: “Encontré a este Zalce que estaba enfrascado en su trabajo. Estaba en un momento –después lo corroboré con la crítica de arte Raquel Tibol– de alejamiento de las instituciones, relegado por las instancias culturales de Michoacán y del país. Se encerraba en su casa para crear.
Recuerdo que era una casa muy grande y que había mucha luz en el estudio. También recuerdo a un hombre muy tímido, parco para hablar, había que sacarle las palabras casi con tirabuzón, además, con un dejo de tristeza.
Beatriz Zalce apuntó que, como buen pintor
, su padre había orientado las ventanas de prácticamente toda la casa hacia el norte porque es la luz más pareja que se sostiene a lo largo del día y hace la casa más fresca
. En referencia a la niñez de don Alfredo transcurrida en la colonia Tacubaya, en la Ciudad de México, indicó: Para papá la ventana de su casa era como el telón de un teatro. Se asomaba a la ventana y veía pasar la vida. La cotidianidad fue su gran musa. Sus gustos consistían en ir al correo, donde tenía un apartado postal, para ver qué le había llegado, y al mercado, con sus vendedoras y puestos para captar la esencia del lugar
.